En la última década hay una constante en las cifras de violencia de género en la ciudad (de 4306 casos en el 2003 a 4202 en 2016), con unas edades de riesgo de 10 a 14 años y de 20 a 24 años, con mayores prevalencias en la violencia sexual en el primer grupo y la violencia física en el segundo.
Esto evidencia que esta es una problemática a la que es necesario poner una lupa para reconocer y entender qué está pasando en nuestra sociedad, en las familias, el hogar o las escuelas.
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Desde la administración municipal avanzamos en la creación de la Subsecretaría de Equidad de Género que permite trabajar en acciones de atención, prevención y de empoderamiento de las mujeres víctimas de violencias.
Y es que la violencia de género está ‘naturalizada’ de forma que no se percibe como tal, por eso es común ver grupos de niños apostar carreras y al inicio de la competencia sancionar al posible último en la contienda diciendo: “si llega de último es porque es gay” o “el que llegue de último es porque corre como una niña”. Cada uno de los casos de violencia y/o feminicidios que han conmocionado a Cali fueron cometidos por hombres que crecieron y se ‘construyeron’ con una vida y relación con las personas como cualquiera.
Entonces, ¿cuáles son los tipos de relaciones que estamos construyendo? y ¿qué les estamos enseñando a nuestros hijos? Permitamos sentir y dejar sentir: está bien que un hombre llore si le duele algo, que una mujer decida no tener hijos, que niños y niñas jueguen con muñecas y carros. No sancionemos la ‘debilidad’ como una característica de lo femenino ni obliguemos a lo masculino a ser fuerte.
*Ana Carolina Quijano, subsecretaria de Equidad de Género de Cali