Por: Paola Gómez y Anderson Zapata
Eran las 3:00 de la mañana del domingo 6 de agosto cuando Mario Valencia Tristán recibió la noticia más dura de su vida: “Mario, Mario, mi mamá murió”. Su hermano Andrés Felipe fue quien lo llamó para contarle que su mamá estaba sin vida, víctima de un disparo que le entró por la espalda. Unas horas después, la información se esparció y conmocionó al país: Luz Mery Tristán, campeona mundial de patinaje en 1990, había sido asesinada en su casa, situada en el oeste de Cali.
“Yo en medio del sueño y la realidad le decía, ‘Pipe, tranquilo, estoy bien’, pero después inician las peores horas de tu vida. Pasa el tiempo y cada vez es peor”, relata Mario, con los ojos llenos de llanto.
El joven de 31 años revive cómo fueron los últimos días de su madre y qué tipo de relación tenía con Andrés Ricci, sindicado del crimen, y con quien planeaba casarse en octubre.
Sentado al borde de la pista de patinaje del Centro Deportivo Luz Mery Tristán, Mario dialogó con El País, e insistió, una y otra vez, que no quiere envenenar más su corazón, pero que sí espera que haya justicia.
¿Cómo recuerda a su madre, Luz Mery Tristán?
Ella es la mamá más increíble del mundo. Todos conocen la historia de mi papá... a nosotros cinco nos levantó ella a pulso. A las 4 o 5 de la mañana, en mi época de patinaje, se iba conmigo al kilómetro 18 a entrenar. Incluso, cuando llegábamos del entreno hacía más ejercicio en el gimnasio. Después dejaba a mis hermanos en el colegio, trabajaba durante el día, en la tarde otra vez estábamos en patinaje y vivía en función de nosotros siempre.
Pienso que nos disfrutó al 100% y era la más amorosa del mundo. Detallista con sus notas, con sus mensajes. Le encantaban los abrazos. No tengo reproche alguno de mi madre.
¿Qué recuerdos tiene con ella de su infancia y la de sus hermanos?
Ella era fosforito. Muy exigente. Siempre estaba pendiente de las notas del colegio y de que no perdiéramos alguna materia.
Compartí mucho con ella, principalmente por el deporte. La acompañaba a todo lado. Yo era caprichoso cuando perdía porque todos somos muy competitivos. Me daba muy duro perder y creo que esa vena viene de ella. Mi mamá no me dejaba caer y, entre lágrimas y regaños, me levantaba siempre.
Hace 15 días estábamos viendo fotos y ella siempre aparecía abrazándonos, dándonos picos, siempre cuidándonos. Estaba muy pendiente de nosotros y cuando salíamos en la noche, no podía dormir si estábamos por fuera de casa. Tenía un sueño muy liviano y nos protegía. Nos dio todo, pero lo que más nos dejó fue su esencia y eso nos permitió a sus cinco hijos salir adelante.
¿De qué manera les inculcó el amor por el patinaje?
Todos nosotros decimos que nacimos patinando. No tenemos conciencia de cuándo nos pusieron los primeros patines. Desde que tengo uso de razón, practico el patinaje. Le agradezco eso infinitamente porque nos formó demasiado y nos hizo unas personas valientes, luchadoras, determinadas y competitivas.
Yo muchas veces me quería retirar, pero ella no me dejaba. Hay muchos papás que dicen: ‘Dejen que hagan lo que sus hijos quieran’, pero uno de joven cree que se las sabe todas y si ella no me hubiese exigido y, de alguna manera obligado a estar en el deporte, nunca en la vida hubiese logrado lo que yo y mis hermanos logramos.
¿Cuál es la última imagen en vida que recuerda de su madre?
Creo que en este momento estoy sesgado por toda la situación, pero hace 15 días estaba con ella haciendo ejercicio y así la recuerdo ahora. Ese día entrenamos dos horas; estaba feliz porque hace mucho no hacíamos ejercicio juntos. Me llevo esa imagen suya fuerte, feliz, arrasadora.
¿Cómo se enteró de que su mamá había muerto?
Es la peor noticia que uno puede recibir, pero pienso que al que le tocó lo más duro fue a mi hermano menor, Andrés Felipe; no sé cómo no está loco después de la manera como se enteró... no me corresponde a mí contarlo.
En mi caso fue una llamada de él, el domingo a las 3:00 de la mañana. Me decía: ‘Mario, Mario, mi mamá se murió’. (Su voz se corta por el llanto y pasados unos minutos retoma la respuesta) Yo en medio del sueño y la realidad le decía, ‘Pipe, tranquilo, estoy bien’, pero ya después inician las peores horas de tu vida. Pasa el tiempo y cada vez es peor.
Me metí al cuarto solo y mi hermano dice que escuchó el llanto. Ahí me quedé pasmado. En ese momento faltaba mi hermana por decirle, pero no fui capaz de hacerlo.
¿Cómo era la relación de ustedes con Andrés Ricci, la pareja de su mamá, señalado de haberla asesinado. Advirtieron alguna situación que les preocupara?
Creo que todos sabíamos que había maltrato psicológico y que tal vez él no era la persona para ella, pero nunca pensamos que esto le podía pasar a mi mamá, nunca.
Fue una relación muy intermitente desde 2017. Ella trató varias veces de dejarlo e incluso, creo que pasaron una vez dos años alejados y ya todos pensamos que lo había superado, pero no fue así.
¿Qué siente hoy por Andrés Ricci?
Al principio no sentía nada porque nada me va a traer a mi mamá de vuelta. Que estuviera en la cárcel, que se encontrara libre, que hubiera muerto o hubiera vivido no me sana el dolor.
Yo quiero a mi mamá, yo no quiero nada más, no me importa mi vida, no me importa nada en este momento, solo ella; que pueda estar bien. Entonces no me repara en absoluto lo que pase con él.
He estado muy al margen del proceso legal porque duele y cada día que pasa llegan noticias que quisiera que fueran mentira.
¿En algún momento le dijeron que ese hombre no le convenía?
Ella era vida y amor. Mientras cuidó de mí y de mis hermanos no tenía nada más que pensar, pero ya a los 60 años le temía mucho a la soledad y no la puedo juzgar por amar.
Si ella me está escuchando le digo que descanse, que nunca le vamos a criticar nada porque nadie sabía que esto iba a pasar.
Ella misma tiene que saber que no tiene la culpa. Yo siento culpa porque comienzo a rebobinar y digo: hubiera hecho esto, hubiera hecho esto otro y la habríamos salvado, pero no hay forma de retroceder el tiempo.
¿Qué espera que pase con el presunto asesino de su mamá?
Yo me lo imagino en una cárcel pagando por el crimen, pero no siento alivio. Tengo las mejores personas a mi lado, apoyándome, pero el vacío que deja ella no se va a llenar pase lo que pase con él. Sin embargo, obviamente sí quiero justicia.
Se ha especulado sobre las adicciones que este hombre tenía con el alcohol y posiblemente las drogas...
Sabíamos que él tenía su problema con el alcohol, lo del tema de la droga lo podíamos escuchar, pero no lo vi. Igual, eso no puede ser justificación de nada, no sé ese día qué haya pasado, pero la justicia también tiene que entender que con sustancias o sin sustancias no se justifica nada de lo que pasó.
Se dice que la defensa de Ricci busca un preacuerdo con la Fiscalía para que no se le impute el delito de feminicidio, pues alegan que él disparó contra la puerta y no directamente contra su mamá...
Eso es imposible, a quién le cabe en la cabeza. Por qué dispararías sabiendo que ella está forcejeando detrás de la puerta. Por qué no empujar. Eso es imposible y yo sí quiero que los medios y la gente sepa que eso no fue un accidente, no puede quedar como un accidente porque eso sería que pisen su nombre.
Ojalá la justicia obre y que él no tenga la posibilidad de tener casa por cárcel, libertad o tantas cosas que de pronto puede buscar.
Se supo que la muerte de su mamá fue el viernes, no el sábado...
Yo apenas me vine a enterar de eso el jueves y es donde comienza a doler más y el corazón se envenena. Por eso digo que no quiero que tampoco él (Andrés Ricci) se salga con la suya, porque yo no sabía que él se había declarado inocente. Y yo digo: inocente de qué, si él sabe que el sábado en la noche pasó eso y que no buscó a nadie para salvarla.
¿O a quién llamó?, porque nosotros apenas nos enteramos a las tres de la mañana, no del sábado, del domingo, casi 30 horas después.
Entonces es donde uno dice que ojalá la justicia obre como corresponde.
¿Usted cree que su mamá pensaba que podría salvar a Ricci de sus adicciones?
Siempre, busquen a cualquier psicólogo de Cali y probablemente ella lo fue a ver buscando la mejoría de él, buscando la manera de poder salvarlo y que él estuviera bien.
Ella me decía: ‘Míralo, está haciendo esto para mejorar’ y yo solo le respondía: ‘Lo que tu necesites de mí, yo estaré aquí para apoyarte, cuando quieras llorar, quieras reír o lo que quieras hacer’. Yo creo que su determinación de salvarlo fue lo que le jugó en contra esta vez.
Su padre envió un comunicado desde la cárcel, a raíz de la muerte de Luz Mery. Pero más allá del mismo ¿Ha podido hablar con él?
Él le mandó un mensaje y hemos podido hablar muy poco, son 10 o 15 minutos que le permiten hacerlo. No me puedo imaginar lo que tiene que estar sintiendo por ella y por sus hijos, porque de todas maneras uno queda huérfano y esa siempre fue su mayor preocupación.
¿La recordó con alguna palabra o momento en esa conversación que tuvo con él después de lo ocurrido?
Él siempre le decía ‘niña’, llevaban, últimamente, una relación muy bonita, después de tanto tiempo. Y la recordaba como la mejor madre del mundo. Se lo dijo en la carta, que él no pudo haber escogido a alguien mejor para ser la mamá de sus hijos, que estaba orgulloso por el trabajo tan excelente que había hecho.
¿Cómo quiere que sea recordada su madre?
Cómo lo que de verdad ella fue. A parte de lo que la gente pueda pensar, ella fue muy amorosa, entregada, valiente, generosa.
Siempre buscaba la salida, el beneficio de otras personas. Las historias que a uno le han llegado de lo que ella hizo en vida por otras personas son tan bellas.
Una señora, me dijo: ‘Cuando yo tuve cáncer tu mamá, durante meses me llevaba mercados a la casa’.
Quiero que se recuerde esa generosidad de ella y ese amor y entrega por todas las personas.