Luego de la masacre de cinco personas el pasado martes en el barrio Brisas de Mayo, en la Comuna 20 de Cali, las autoridades y la comunidad están en alerta ante posibles retaliaciones y ajuste de cuentas entre las bandas que operan en el sector.
La principal hipótesis de los investigadores es que la masacre se debió a disputas por microtráfico.
El hecho ocurrió en una esquina de Brisas de Mayo, un sector de calles estrechas y empinadas donde un grupo de personas se encontraba departiendo cuando, sobre la 1:15 de la mañana, diez hombres armados los abordaron y comenzaron a disparar. “No llegaron en motos, llegaron a pie. Traían sus rostros tapados, venían de diferentes vestimentas y entraron a pie por la topografía de este terreno”, dijo el comandante de Policía de Cali, el coronel William Quintero.
En el lugar murieron cuatro personas: Carlos Andrés Jiménez, Arley Sánchez, Víctor Alfonso Castro y Esteban David Vásquez. A unas cuatro cuadras, se encontraron heridas a dos mujeres y un adulto mayor, quien finalmente falleció mientras era atendido en un hospital de la ciudad. Las autoridades señalaron que algunas de las víctimas tenían antecedentes por delitos de drogas y uno de los fallecidos habría sido condenado, en dos ocasiones, por tráfico de estupefacientes y porte de armas.
Aunque algunos miembros de la comunidad habían dicho que los hombres iban con armas largas, las autoridades descartaron esto y reiteraron que las investigaciones apuntan a que se trata de un choque entre organizaciones delincuenciales, motivo por el que preocupa que haya retaliaciones.
“Para evitar que se produzcan retaliaciones ya debería estar conformado un Puesto de Mando Unificado que nos permita saber qué personas están amenazadas y hacer un diagnóstico de seguridad actualizado con inteligencia. Recordemos que desde la época del narcotráfico esta zona es la única de Cali que, por haber iniciado como una invasión, allí llegaron algunas familias de otros lugares del país que se dedicaban al microtráfico y sicariato y esto, lastimosamente, ha ido pasando de generación en generación”, aseguró Héctor Herrera, experto en temas de seguridad.
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“Es indispensable que luego de esta masacre haya presencia de distintas agencias y que exista una adecuada coordinación. Ahí la Secretaría de Seguridad y Justicia debe desempeñar un papel clave de articular a la Policía, al Ejército, a la Fiscalía y a otras agencias del Estado para controlar y disuadir, pero también para acompañar a las familias de las víctimas. Es fundamental cortar esa ruta de la violencia que se puede trazar con este hecho. Las autoridades deben copar el espacio que históricamente han ganado las estructuras delincuenciales en la Comuna 20. Vigilancia, patrullajes pero también intervenciones sociales. No es lo uno o lo otro, son las dos al mismo tiempo”, sostuvo Andrés Felipe Galindo, experto en temas de convivencia y seguridad.
Según el más reciente informe del Observatorio de Seguridad, entre el 1 de enero y el 4 de octubre de este año, en la Comuna 20 se registraron 48 homicidios, lo que la convierte en uno de los lugares más violentos de Cali, pues solo es superado por las comunas 13,14, 15 y 21.
Para Héctor Herrera, el que la Comuna 20 sea una zona montañosa ha dificultado el accionar de las autoridades, pues a algunos barrios solo se puede ingresar a pie por el mal estado de las vías o porque son calles peatonales. Adicional a esto, “la falta de iluminación en esas zonas aumenta la inseguridad y muchos lugares, aunque lo las autoridades no lo digan, son sectores vetados y los uniformados no suben a esas zonas”.
“Este lugar de Cali tiene unas características especiales geográficas y sociales muy particulares. Sí hay algo que puede ser cierto y es que el Estado no ha logrado el control territorial y hay un déficit claro de bienes públicos, sobre todo en la parte alta. Allá hay un control de las estructuras criminales y cuando baja o sube la violencia es más porque hay reacomodos de los actores violentos que por resultado de la política de seguridad. Por ejemplo, en el Paro Nacional la Comuna 20 tuvo un aumento del 80% de los homicidios, fue la que más creció. Hubo una ausencia total de la autoridad estatal. Mientras no exista una intervención integral de la parte alta, no habrá paz urbana en esa zona”, finalizó Andrés Felipe Galindo.