Actualmente, el Sol no enfrenta un riesgo inmediato de explosión catastrófica. Sin embargo, según los estudios recientes de la Universidad de Warwick, se estima que continuará su ciclo de vida durante aproximadamente 5 mil millones de años más.

Durante muchos años y en diferentes culturas, se le ha atribuido al Sol, considerado una estrella de secuencia principal, ya que fusionan núcleos de hidrógenos para formar otros de helio, ser la principal fuente de vida del universo. Si bien, esto no se ha comprobado, su ausencia sí podría ocasionar el fin de la vida en la Tierra y alterar el funcionamiento de todo el Sistema Solar.

El Sol es una de las aproximadamente 200.000 millones de estrellas que forman la Vía Láctea, y tarda 250 millones de años en dar una vuelta a la galaxia. | Foto: Matías Baglietto/NurPhoto

Debido a ello, un grupo de científicos de la Universidad de Warwick publicó un estudio donde proporcionan un aproximado de la posible fecha en la que el Sol explotaría, acabando con gran parte de todo lo que lo rodea.

En ese momento, su núcleo dejará de ser estable y comenzará a contraerse mientras otras capas se expandirán a lo largo y ancho del espacio, lo que provocará que tanto Mercurio como Venus sean absorbidos.

El grupo de científicos de Warwick dio a conocer este hallazgo en un nuevo artículo publicado en Monthly Notices, revista científica de the Royal Astronomical Society (MNRAS).

Pese a lo que pueda parecer desde la Tierra y con los ojos de una persona, el sol no es naranja. Ni rojo. Ni siquiera blanco. Realmente el sol es verde. | Foto: 2023 Getty Images

En un principio, los investigadores iniciaron su proyecto que buscaba comprender qué sucede con los asteroides, las lunas y planetas, similares a la Tierra, cuando sus estrellas agotan su energía y se transforman en enanas blancas. No obstante, lograron determinar cuál y cuándo sería el destino del Sol, que mide 109 veces el tamaño de la tierra.

Según el estudio, se cree que aun si la Tierra lograse evadir la expansión e incineración solar, a diferencia de Mercurio y Venus, perdería por completo su atmosfera y océanos, lo que lo volvería un lugar imposible de albergar vida.

La distancia entre la Tierra y el Sol es de 150 millones de kilómetros la distancia entre estos dos puntos.

Planetas como Marte, Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno se mantendrán en órbita del Sol convertido en enana blanca. Por otro lado, se dice también que las lunas restantes terminarán siendo destruidas y convertidas en polvo espacial.

El hecho de que el ciclo solar pueda estar variando ofrece a la ciencia una oportunidad sin igual de desentrañar los misterios del Sol. Sin embargo, los científicos vigilan constantemente la actividad del Sol porque sus erupciones pueden causar estragos en las redes eléctricas y sistemas de comunicación, la tecnología en la que se basa la civilización moderna.