La economía circular es, en términos generales, un modelo de producción y consumo centrado en maximizar los recursos disponibles para que permanezcan el mayor tiempo posible en el ciclo productivo. Esto, con el objetivo de abordar desafíos globales como el cambio climático, la pérdida de biodiversidad, la gestión de los desechos y la contaminación.
Así lo destaca Verónica Manzi, docente de la facultad de Ingeniería y Ciencias Básicas de la Universidad Autónoma de Occidente, UAO, al reconocer que este modelo surge tras entender que los recursos naturales del planeta Tierra son finitos.
“Como no tenemos recursos ilimitados, necesitamos, de alguna manera, encontrar la manera de circular todos los recursos porque si gastamos infinitamente, no vamos a tener cómo reponerlos. Por eso este modelo económico presenta alternativas para que los residuos empleados en productos y servicios puedan retornar a los ciclos productivos y así, volver a producir nuevos productos”, comenta Mazi.
Este enfoque no solo maximiza las ganancias de las empresas que lo implementan, sino que también minimiza los residuos, al reutilizar, de manera rentable, lo que en el modelo tradicional se consideraría desechos destinados a contaminar aún más el medio ambiente.
De esta manera, la economía circular se diferencia del modelo tradicional o lineal, el cual se centra exclusivamente en las utilidades, extrayendo materia prima, fabricando, comercializando, utilizando y desechando. De hecho, en su versión más extrema, se llega a la obsolescencia programada, donde los productos son desechados rápidamente para fabricar más y obtener mayores ganancias.
De acuerdo con Jaime Rafael Ahcar Olmos, PhD en Ciencias Económicas, y director del programa de Economía de la Universidad Javeriana Cali, la clave del funcionamiento de la economía circular es ser capaces de aprovechar los desechos, ya sea para reutilizarlos en el mismo negocio o para venderlos a otros que los requieran, para lo cual se debe hacer rentable la minimización del arrojo de residuos.
“Esto requiere muchas veces de regulación que castigue el derroche y la contaminación y premie las prácticas sostenibles”, explica.
Y agrega: “Hacer que funcione el modelo circular es un gran reto, pues es un problema que nos hemos planteado como sociedad hace relativamente poco tiempo en la historia de la humanidad, pero ahora que el Antropoceno está aquí será un problema que recibirá mucha más atención e ingenio, de manera que iremos encontrando formas cada vez más ingeniosas de aprovechar los recursos y de reducir la obsolescencia”.
Hoy en día, este modelo económico es una tendencia actual en las empresas comprometidas con la sostenibilidad y el medio ambiente. “Cada vez más evidente que el cambio climático y la contaminación ambiental nos afectan a todos y que si no hacemos cambios radicales, puede comprometer seriamente el rumbo de la civilización, haciéndonos retroceder en prosperidad o incluso llevando a la extinción temprana de nuestra especie”, destaca Ahcar.
Otros aspectos económicos y sociales que impulsan la economía circular es que, ahora, los consumidores son más conscientes y optan con mayor frecuencia por un consumo responsable. En paralelo, las empresas toman nota, adaptando sus prácticas comerciales y de producción mientras que los gobiernos empiezan a castigar las conductas ambientalmente dañinas y a premiar a quienes dan pasos hacia la economía circular.
Por esto, es fundamental que las empresas inviertan recursos para idear alternativas de producción.
“También es importante que estén dispuestas a sacrificar ganancias de corto plazo para rentabilizar la empresa a largo plazo, por ejemplo, en el caso del uso de paneles solares. En últimas, las empresas deben incluir en su razón social, que darán sus servicios o productos a la sociedad, al tiempo que se responsabilizan por el cuidado de nuestra casa común”, explica el director del programa de Economía de la Universidad Javeriana Cali.
Un modelo en auge
Ejemplo de las empresas que implementan el modelo de economía circular es la cadena Germán Morales Hoteles. De acuerdo con la directora de Sostenibilidad, Pilar Morales, la cadena de hoteles realiza diversas acciones para un manejo eficiente de residuos.
“Contamos con un programa en el que los desechos orgánicos son transformados por un proveedor externo en compost, para nosotros a su vez comprar y reutilizar ese compostaje para fertilizar nuestras plantas y jardines”, sostiene Morales.
Además, la cadena Germán Morales Hoteles tiene alianzas con diferentes proveedores que se encargan de recoger el desecho de sus productos para reincoporarlos de nuevo en sus procesos productivos, entre ellos se encuentran las cápsulas de café, los tonners y los contenedores de productos de limpieza y desinfección.
Cabe resaltar que en todos los hoteles de la compañía se hace uso de energías limpias. De hecho, cuentan con un programa de eficiencia energética, con el cual se monitorea el consumo de energía eléctrica y de gas natural para generar estrategias de uso eficiente. De igual forma, tienen un programa de manejo eficiente del agua, no solo al interior de la compañía, sino donde también invitan a sus huéspedes a participar de la campaña ‘Defoult No Cleaning’.
Gracias a estas acciones, la cadena de hoteles ha logrado disminuir su huella de carbono consecutivamente, año tras año, en un 10 % durante los últimos 3 años, disminuir en más de un 70 % el uso de plásticos de un solo uso y reducir en más de un 30% el consumo de agua y energía desde la implementación de los programas de manejo eficiente de agua y energía.
Por su parte, la Universidad Autónoma de Occidente, trabaja en procesos de ahorro y uso eficiente del agua y procesos de valorización de residuos y recuperación.
“En esa valorización estamos recuperando nutrientes de nuestros residuos sólidos, por ejemplo, de alimentos y el jardín. Desde el punto de vista del desarrollo científico y tecnológico en los procesos de investigación, estamos trabajando en la recuperación de nutrientes de aguas residuales y en este momento se encuentra en fase piloto”, comenta Verónica Manzi, docente de la facultad de Ingeniería y Ciencias Básicas de la UAO.
De esta manera, las empresas de diferentes industrias se suman al cambio de migrar del modelo tradicional a una economía sostenible a largo plazo.
“La economía circular es claramente el modelo a privilegiar y el que finalmente terminará por configurar las economías del futuro. Llevamos relativamente poco tiempo diseñándolo, pero conforme más experiencias vayan surgiendo, la curva de aprendizaje y el compromiso de todos nos irán llevando a utilizar nuestra inteligencia colectiva para seguir prosperando mientras le ayudamos a la madre tierra a recuperar su equilibrio natural”, concluye Jaime Rafael Ahcar Olmos, PhD en Ciencias Económicas.