Insólito. La historia que se ha hecho viral en las horas recientes es la de un hombre en Rusia que se perforó su cabeza para poder, según él, controlar lo que sueña. Michael Raduga es un hombre de 40 años se realizó el increíble procedimiento, el cuál tuvo como objetivo principal lo que se mencionó anteriormente: controlar sus sueños. El investigador se practicó la cirugía para implantar un chip que le permitiera lograr esta importante función.

Michael Raduga no tiene ningún tipo de conocimiento sobre la neurocirugía o de medicina general. No obstante, él tenía como objetivo implantar un electrodo para controlar sus sueños mediante una estimulación eléctrica. Según él mismo reveló en sus redes sociales, la idea principal de este experimento es que él tuviera unos sueños lúcidos y mejores. Increíblemente, él logró sobrevivir al implante de una varilla metálica.

Lo más fuerte del caso es que la cirugía se la practicó con un taladro que compró en una ferretería para perforar el cráneo y así quitarse una parte del mismo. Michael Raduga perdió un litro de sangre en el mismo procedimiento que él se practicó y que diseñó para introducir el electrodo. En Twitter, Raduga compartió las imágenes del doloroso procedimiento, donde queda en evidencia lo peligroso que resultó la cirugía a la que él mismo se sometió.

El hombre se sometió a una cirugía para implantarse el chip. | Foto: Ukrinform / Future Publishing

Me alegro haber sobrevivido, pero estaba listo para morir. Durante los primeros 30 minutos estuve a punto de rendirme varias veces, porque en primer lugar, perdí mucha sangre, aproximadamente un litro, y tenía miedo de perder el conocimiento”, expresó Michael Raduga a Daily Mail. La cirugía cerebral que se practicó él mismo se dio lugar en su casa.

Michael Raduga lo hizo con un taladro que compró en una ferretería | Foto: © 2022 SOPA Images

Para hacer el procedimiento vio horas en Youtube sobre neurocirugías y lo practicó en cinco ovejas. El hombro explicó que pretendía controlar sus sueños como en la película que protagoniza Leonardo Di Caprio que se llama “El Origen” (Inception). Después de haberse perforado él mismo el cráneo, un equipo profesional le sustrajo el implante cerebral e hizo todos los trabajos respectivos para saturar, limpiar heridas y todo lo que el procedimiento que este requiere.

Terminé la cirugía, me duché y trabajé durante 10 horas seguidas. La gente no sabía absolutamente nada”, explicó. De igual manera, los médicos le advirtieron que realizar este tipo de procedimientos es muy peligroso para cualquier persona y más si se lo practica la misma persona. Según el medio, los médicos le explicaron a Michael Raduga que lo que hizo no puede volver a repetirlo e hicieron énfasis en la magnitud de lo peligroso que pudo llegar a ser.

El hombre de 40 años se recupera de manera satisfactoria. | Foto: Getty Images/iStockphoto

La neurocirugía debe ser practicada por neurocirujanos experimentados y calificados. Todo tipo de complicaciones podrían haber ocurrido al joven que intentó este proceso de manera solitaria. Él pudo afectar la vena cortical o un vaso intracerebral. Si esto se hubiera presentado, habría sufrido un derrame cerebral”, explicó el neurocirujano Alex Green, de la Universidad de Oxford sobre toda esta situación que se volvió viral en los últimos días.

Familia encuentra una tumba vikinga mientras realizaba una remodelación en su jardín

En Setesdal, al sur de Noruega, Oddbjørn Holum Heiland cavó detrás de su casa, una construcción de 1740, para hacer un espacio para una ampliación que tenía planeada junto a su familia. Lo impactante fue que en el suelo se descubrió una piedra oblonga y se descubrió una espada muy antigua. El arqueólogo del condado Joakim Wintervoll y Jo-Simon Frøshaug Stokke, del Museo de Historia Cultural de Oslo, llegaron para examinar el yacimiento.

Tras confirmar que se trataba de una tumba vikinga, Wintervoll se dispuso a investigar el extraño hallazgo. La espada desenterrada medía 70 cm de largo y 5 en su parte más ancha. Los arqueólogos la dataron a finales del siglo VIII o principios del siglo IX. El arqueólogo especuló con la posibilidad de que en la época del enterramiento, o incluso antes, existiera un conjunto de granjas más pequeñas situadas a 100-150 metros de la tumba.

El Museo de Historia Cultural seguirá excavando el yacimiento, aunque los arqueólogos no esperan encontrar mucho más. Si se descubre algún hueso, podrían determinar el sexo y la edad del individuo enterrado. Sin embargo, es probable que la mayor parte del material orgánico, como los huesos, se haya descompuesto con el tiempo.