La renuncia del papa Benedicto XVI generó un amplío debate mediático alrededor de la Iglesia Católica tras su renuncia el 11 de febrero del 2013. Miles de especulaciones salieron a la luz pública, se decía que había sido presionado por poderes externos, también se dijo que los escándalos de abuso sexual y corrupción en la Santa Sede habían sido el gran agravante para su dimisión. Sin embargo, en su momento el mismo pontífice se encargó de desmentir dichas afirmaciones y señaló que su motivo para renunciar tenían que ver con su incapacidad para continuar en el cargo.
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Pues bien, el 28 de octubre del 2022, el papa emérito envió una carta a su biografo personal, el alemán Peter Seewald, donde reveló que la razón principal de su renuncia se debió al insomnio que lo aquejó desde que asumió el papado, el 19 de abril del 2005.
En la misiva, Benedicto XVI confiesa que debió tomar somniferos, por recomendación de su médico de cabecera, pero que sin embargo con el tiempo se hicieron menos eficaces y más bien se convirtieron en un obstaculo para cumplir con sus laborales papales, pues lo hacían susceptible a caídas.
Según indica, un incidente mientras hacía un viaje por México y Cuba fue la gota que derramó el vaso, llevándolo a anunciar su dimisión en febrero del 2013. Esa madrugada, Razintger se levantó de su cama para dirigirse al baño, tropezó con un desnivel y cayó al piso, golpeándose su cabeza con el filo de un mueble; él no le dio mucha importancia y se fue a dormir, pero al despertar pasó su pañuelo por su nariz y lo halló empapado de sangre. "El pañuelo estaba totalmente empapado de sangre, debí golpearme por algún lado en el baño", señaló.
Después del suceso, el papa emérito decidió que era momento de renunciar. Pero pensó que debía hacerlo antes de la Jornada Mundial de la Juventud en Río de Janeiro, pues no se sentía capaz de hacer frente al evento.
Benedicto XVI fue el máximo líder de la Iglesia Católica durante ocho años, periodo plagado de controversias, como el escándalo de Vatileaks, en 2012, que involucró a la Santa Sede en eventos de corrupción, o las denuncias de abuso sexual que se extendieron en todo el mundo.
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Joseph Razintger se convirtió en el papa número ocho en renunciar a su cargo, hecho que no se presentaba desde hacía casi seis siglos.