Dos jefes de los servicios de inteligencia de Estados Unidos evitaron hoy confirmar si el presidente, Donald Trump, les presionó para influir en la investigación sobre Rusia, aunque aseguraron que nunca se les ha ordenado hacer algo "ilegal" o "interferir" en ninguna pesquisa.
Esas revelaciones fueron pronunciadas hoy durante una audiencia en el Comité de Inteligencia del Senado por dos de las personas más importantes en la investigación rusa: el director nacional de Inteligencia, Dan Coats, y el director de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA), Mike Rogers.
Los dos tuvieron que responder a preguntas de los senadores sobre un artículo del diario The Washington Post, que reveló que Trump pidió por separado a Coats y a Rogers que negasen públicamente que hubiera prueba alguna sobre una colusión de su campaña con Rusia para interferir en los comicios presidenciales de 2016.
Según el artículo, publicado en el pasado mes, Coats y Rogers se negaron a hacer declaraciones públicas, como pedía Trump, por lo inapropiado de esos comentarios.
"No voy a hablar de teorías y no voy a discutir sobre los detalles de cualquier interacción o conversación que pueda o pueda no haber tenido con el presidente de Estados Unidos", afirmó Rogers, quien dijo "no recordar haber recibido ninguna presión" en sus investigaciones.
"En mis tres años y medio en el cargo, nunca me han ordenado hacer algo que considero ilegal, inmoral o ilegal", zanjó.
De la misma forma, Coats rechazó hablar sobre sus conversaciones con Trump y tampoco respondió directamente a un artículo, publicado este martes por The Washington Post.
El rotativo, que cita fuentes anónimas, asegura que Trump pidió a Coats que convenciera al exdirector del FBI James Comey de abandonar la investigación sobre Michael Flynn, exasesor de Seguridad Nacional del mandatario que tuvo que dimitir en febrero y que se ha convertido en una de las figuras clave de la trama rusa.
Según el periódico, Coats se negó a obedecer las órdenes del presidente porque decidió que era "inapropiado" intervenir en las pesquisas sobre Rusia.
"En mi tiempo en el cargo, nunca he sentido presión para intervenir o interferir de ninguna manera en la información de inteligencia con fines políticos", aseguró Coats, inamovible ante las continuas preguntas de los senadores para que informara sobre sus conversaciones con Trump.
"No creo que sea apropiado para mí abordar esto en una sesión abierta. No creo que este sea el lugar apropiado para hacer esto", insistió, al argumentar que sus diálogos con el presidente suelen contener información confidencial que no debe de hacerse pública.
Los senadores se mostraron irritados por el silencio y llegaron a preguntar si la Casa Blanca estaba invocando una doctrina llamada "privilegio ejecutivo" para impedir el testimonio de Rogers y Coats, así como del vicefiscal general, Rod Rosenstein y del director del FBI en funciones, Andrew McCabe, también en la audiencia.
"Me gustaría tener una justificación legal para entender por qué no están respondiendo a las preguntas. ¿Por qué no responden? ¿Está la Casa Blanca invocando 'privilegio ejecutivo' y no lo sabemos?", preguntó el senador independiente Angus King durante un tenso intercambio con Rogers.
Tanto Rogers como Coats se mantuvieron inflexibles y reiteraron que no hablarán de sus conversaciones con Trump en una audiencia pública, aunque se comprometieron a testificar a puerta cerrada una vez que lo hayan consultado con los asesores legales de la Casa Blanca.
En su intervención final, el presidente del Comité de Inteligencia del Senado, el republicano Richard Burr, reprimió a los testigos y les dijo: "en ningún momento, ustedes deberían estar en una posición de venir al Congreso y no dar respuestas".
Las supuestas presiones de Trump a Coats y Rogers se produjeron después de que Comey confirmara el 20 de marzo en una audiencia en el Congreso que el FBI estaba investigando la campaña de Trump y sus posibles vínculos con el Gobierno ruso para interferir en los resultados de las elecciones de 2016.
Trump despidió a comienzos de mayo de manera fulminante a Comey, quien era el encargado de la investigación rusa y está llamado a testificar este jueves ante el Comité de Inteligencia del Senado en una audiencia pública muy esperada.