Rusia advirtió hace algunas horas que considerará como posibles blancos militares a los navíos que se dirijan a Ucrania, tras retirarse del acuerdo que garantizaba la exportación de granos ucranianos por el mar Negro.
“A partir de las 00H00 hora de Moscú del 20 de julio de 2023 [21H00 GMT del miércoles], todos los buques que naveguen en aguas del mar Negro con destino a puertos ucranianos serán considerados buques potencialmente portadores de carga militar”, declaró el Ministerio ruso de Defensa en un comunicado.
Las declaraciones de Rusia se producen tras una segunda noche consecutiva de bombardeos de la ciudad portuaria de Odesa (sur), de donde salen las exportaciones ucranianas de grano, esenciales para el suministro mundial.
El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, acusó a Rusia de apuntar “de manera deliberada” contra las infraestrucuras de exportación de granos, creando riesgos de aprovisionamiento en los países más vulnerables.
La negativa de Moscú de prolongar el acuerdo reaviva los temores a una crisis alimentaria. El pacto fue sellado en julio de 2022 bajo auspicios de Turquía y la ONU y prolongado varias veces para permitir la salida de grano. El precio del trigo blando reaccionó a esas incertidumbres, con un aumento 8,2% durante la jornada en los mercados europeos.
El presidente ruso, Vladimir Putin, aseguró que el acuerdo sólo se reactivará si se respeta la “totalidad” de sus demandas. Rusia, sometida a fuertes sanciones occidentales desde el inicio de su intervención en Ucrania en febrero de 2022, exige que se cumpla la disposición del acuerdo que le permite exportar sus productos agrícolas y fertilizantes. También reclama que sus bancos e instituciones financieras sean readmitidas en el sistema bancario internacional SWIFT.
“Los militares rusos pueden ampliar sus objetivos” de las instalaciones y medios de transporte de cereales de Ucrania “para incluir ataques a barcos civiles” y luego “culpar” a Kiev de estos ataques, declaró a la AFP el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional, Adam Hodge.
El ejército ruso afirmó que los ataques en Odesa apuntaron contra sitios militares ucranianos, incluyendo “infraestructura para combustible y depósitos de municiones”. Kiev, en cambio, indicó que se destruyeron 60.000 toneladas de granos listos para exportar. El Kremlin acusa a Ucrania de utilizar el corredor marítimo del mar Negro, abierto en el marco del acuerdo, “con fines militares”.
Putin también culpó a las potencias occidentales de usar el acuerdo como arma de “chantaje”. “En lugar de ayudar a los países que realmente lo necesitan, Occidente usa el acuerdo cerealero con fines de chantaje político y como herramienta de enriquecimiento de multinacionales y de especuladores en el mercado mundial”, afirmó.
El pacto permitió la exportación de 33 millones de toneladas de granos, lo que alivió a países que sufren escasez de alimentos, como Afganistán, Sudán y Yemen.
Evacuación de civiles
Rusia intenta controlar un importante incendio en un terreno militar de la península ucraniana de Crimea, anexionada por Moscú en 2014, que provocó la evacuación de 2.000 vecinos.
Las autoridades no informaron sobre el origen del fuego, pero algunos medios rusos señalaron que se habían escuchado detonaciones en la zona. Kiev no se pronunció al respecto y las autoridades rusas afirmaron que aún estaban investigando la situación.
Crimea ha sido blanco frecuente de ataques desde el inicio de la operación militar rusa contra Ucrania. En el terreno, el ejército ruso señaló que sus fuerzas avanzaron más de un kilómetro durante varias “operaciones ofensivas” al norte de la ciudad de Kupiansk, en el noreste de Ucrania.
La presidencia ucraniana afirmó que la contraofensiva lanzada haces unas semanas para recuperar territorios ocupados por Rusia se prevé “larga y difícil” e insistió en la necesidad de obtener nuevos tanques occidentales y cazas F-16.
Con información de AFP*