Estados Unidos ultima los preparativos para la llegada de miles de migrantes a partir del viernes, una vez que expire la regla activada durante la pandemia y que hizo casi imposible solicitar asilo en la frontera con México.
Un previsible aumento de migrantes dejaría todavía más al descubierto las profundas divisiones en este país, fundado sobre promesas de seguridad y refugio, pero donde la preocupación por la inmigración ilegal hace incierta su bienvenida.
Muchos de los que tratan de escapar de las crisis económicas y políticas en sus países ya han cruzado la frontera. Frustrados por la falta de opciones legales, algunos se colaron a lo largo de los 3.100 kilómetros que separan al país más rico del mundo de su vecino del sur.
Las ciudades tejanas de El Paso, Brownsville y Laredo han declarado el estado de emergencia y lidian como pueden con cientos de personas, la mayoría de América Latina, y otras de China, Rusia y Turquía.
En El Paso algunos migrantes duermen en las calles, se cubren del sol con sábanas o descansan sobre cartones. Niños mugrientos piden limosnas.
El alcalde de la ciudad, Oscar Leeser, advirtió que sus oficiales se preparan para la llegada de muchos más el viernes, tras una reciente visita a la localidad mexicana vecina de Ciudad Juárez.
“En la calle calculamos (que había) entre 8.000 y 10.000 personas”, dijo. “Hay una caravana... que probablemente estará aquí alrededor del 11 de mayo, así que yo digo que el número real con el que estaremos lidiando será de entre 12 y 15.000″.
Título 42
El Título 42 expira el jueves a las 23H59 hora de Washington (03H59 GMT). Esta regla, activada bajo el expresidente republicano Donald Trump, con el supuesto objetivo de prevenir la entrada al país de gente con covid-19, sirvió en la práctica para expulsar rápidamente a migrantes, sin tener que aceptar sus solicitudes de asilo.
Con su expiración los migrantes podrán nuevamente presentar solicitudes de asilo tramitadas por la vía judicial, un proceso que puede demorar años.
La administración del presidente demócrata Joe Biden está bajo fuerte presión del Partido Republicano, que reclama una frontera bajo control. Algunos miembros de este partido conservador pronostican la llegada de un millón de personas a la frontera en los próximos tres meses.
Y a 18 meses de la elección presidencial, donde la migración suele ser un tema de discordia, Biden espera que nuevas reglas ayuden a frenar el flujo en la frontera, adonde envió 1.500 soldados adicionales para tareas administrativas como entrar datos.
Una vez que se levante la norma sanitaria se seguirá usando el Título 8, el cual permite solicitar asilo siempre que la persona pueda convencer de que será perseguida o torturada si regresa a su país, pero también autoriza la deportación acelerada de los demás y los castiga con cinco años de prohibición de ingreso una vez expulsados.
El gobernador republicano de Texas, Greg Abbott, lamentó el lunes que el gobierno “ponga la alfombra de bienvenida a personas de todo el mundo” y ordenó el envío de cientos de soldados tejanos a la frontera “para ayudar a interceptar y repeler” a migrantes que intenten entrar a Texas.
Aplicación móvil
En un intento por prevenir llegadas masivas a la frontera, el gobierno de Biden creó nuevas reglas que animan a los migrantes a pedir cita para sus solicitudes de asilo desde una aplicación móvil.
Pero los que se encuentran en Ciudad Juárez se quejan de que la aplicación CBP One no funciona bien.
Frustrados, algunos han decidido entregarse a la patrulla fronteriza estadounidense en uno de los cruces.
“Vienen y nos dicen que nos van a recibir, pero nunca vuelven”, se quejó Marjorie, una venezolana madre de dos niños de 2 y 5 años. “Nos dicen que mantengamos la calma, que esperemos aquí, pero nunca vuelven. No sabemos por qué”.
Además de esta aplicación desde hace varios meses un número limitado de venezolanos, cubanos, haitianos y nicaragüenses pueden solicitar asilo, pero solo 30.000 por mes y bajo condiciones. Muchos menos de los que buscan huir de sus países en crisis.
Leyes obsoletas
En el sur de Brownsville se ha establecido un centro de procesamiento improvisado en un campo de béisbol.
Cientos de personas, muchas venezolanas, deambulan por sus calles en un ambiente tenso tras la muerte de ocho migrantes embestidos por una camioneta en una parada de autobús el domingo. El conductor, George Alvarez, ha sido acusado de homicidio culposo.
En El Paso, el cruce fronterizo tradicionalmente más transitado, las autoridades convierten escuelas vacías en refugios y refuerzan el transporte para ayudar a los migrantes a llegar a donde quieren ir para reunirse con familiares o amigos, o en busca de trabajo.
Para el alcalde son soluciones temporales. “Las leyes federales de inmigración no funcionan”, afirma Leeser. “No hay final. No hay final para esto y realmente tenemos que averiguar hacia dónde nos dirigimos”.
Con información de AFP