El papa Francisco retomó este sábado su agenda de trabajo, que incluye varias audiencias privadas, después de tomarse un día de descanso porque tenía fiebre, anunció el Vaticano.
El pontífice de 86 años, que estuvo hospitalizado con bronquitis hace casi dos meses, tiene un calendario lleno de reuniones, según la Santa Sede.
Su próxima aparición pública programada es la misa del domingo en la basílica de San Pedro para celebrar Pentecostés, seguida de la tradicional oración del Regina Coeli (‘Reina del Cielo’).
El viernes, el portavoz del Vaticano, Matteo Bruni, anunció que Francisco no celebraría audiencias “debido a un estado febril”.
La agenda del papa no se había hecho pública, por lo que se desconoce con quién iba a reunirse el viernes.
Jorge Bergoglio tuvo ocho reuniones el jueves, dirigiéndose a religiosas, a la conferencia episcopal italiana y a un grupo de jóvenes de la red educativa Scholas Occurrentes.
“El Papa estaba cansado, ayer tuvo un día muy ocupado, vio a mucha gente, mantuvo la reunión del sistema de escuelas Scholas Occurrentes y quiso saludar a todos. La resistencia se debilita en algún momento”, explicó posteriormente el cardenal Pietro Parolin, número dos de la Santa Sede.
Francisco, líder de los 1.300 millones de católicos del mundo desde 2013, ha sufrido crecientes problemas de salud en el último año, desde dolores persistentes en la rodilla derecha hasta su reciente hospitalización por bronquitis.
Los episodios han provocado una preocupación generalizada y han alimentado las especulaciones de que podría optar por retirarse en lugar de permanecer en el cargo de por vida, una decisión que tomó su predecesor, Benedicto XVI fallecido en diciembre de 2022.
La salud del Papa
En julio del 2021, permaneció diez días hospitalizado por una operación de colon, que le dejó “secuelas”, según contó. A causa de ello, descarta someterse a una nueva cirugía en la rodilla, como aconsejan los médicos.
A finales de marzo, ingresó en un hospital de Roma tras sufrir dificultades respiratorias, y permaneció ingresado tres noches. Fue tratado con antibióticos para la bronquitis.
Al salir del hospital Gemelli el 1 de abril, el papa sonrió y bromeó con los fieles: “¡Aún estoy vivo!”.
Durante una entrevista en enero, reveló que padece diverticulitis, una inflamación de los divertículos, hernias o bolsas que se forman en las paredes del aparato digestivo.
Francisco es monitoreado constantemente por un equipo de enfermeros, tanto en el Vaticano como durante sus viajes.
Una medida necesaria debido a su historial médico, que inició a los 21 años cuando por una pleuresía aguda fue sometido a una ablación parcial del pulmón derecho.
Pese a los comentarios, el mismo pontífice confió el jueves, en una entrevista para Telemundo, que la neumonía fue “tratada a tiempo”, pero que en unas horas más el cuadro “hubiera sido más grave”.
Contó también que se siente “mucho mejor” de los dolores de rodilla que lo obligan a desplazarse en silla de ruedas o con bastón.
“Ya puedo caminar, la rodilla se fue arreglando. Hay días que es más doloroso, como hoy, y días que no. Pero es parte del desarrollo”, completó.
No se detiene
Al regresar de Hungría a fines de abril, Francisco manifestó su voluntad de seguir viajando.
Tiene previsto asistir del 2 al 6 de agosto en Lisboa a las Jornadas Mundiales de la Juventud (JMJ) y viajar en septiembre a la ciudad francesa de Marsella. Posteriormente, encara un viaje a Mongolia.
Francisco dedica las horas de la mañana a las audiencias que concede en el Vaticano a representantes de asociaciones, grupos religiosos y jefes de Estado; por las tardes, trabaja en sus documentos o mantiene encuentros privados.