Con un relato muy personal que reúne las memorias presidenciales del exmandatario número 44 de Estados Unidos, Barack Obama presentó el pasado martes 17 de noviembre su libro ‘A Promised Land’ (Una Tierra Prometida), el primero de dos volúmenes, lanzado simultáneamente en 25 idiomas en todo el mundo por la editorial Penguin Random House.
Un escrito de 768 páginas (928 en su versión en español), en el que el antecesor de Donald Trump narra la historia de su sorprendente evolución como un joven hawaiano en busca de identidad, hijo de un economista keniano y de una antropóloga estadounidense que inicio una prolífica carrera política para convertirse en líder del mundo occidental.
En este intenso primer tomo de sus memorias, Obama relata también su proceso de escritura, para el que usó tan solo un bolígrafo y no el computador, o su dificultad para ser conciso.
Asimismo, deja saber que, durante sus ocho años en la Casa Blanca, recurría a su pequeño momento de relajación fumando “un cigarro en la noche”.
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El libro, que es dedicado a su esposa Michelle Obama, “mi amor y mi compañera en la vida”, y a sus hijas Malia y Sasha, es ante todo un relato honesto de su presidencia y una reflexión sobre “cómo aliviar las divisiones y hacer que la democracia funcione para todos”.“Este libro es un recuento de algunas de las corrientes contrapuestas que ayudaron a determinar los desafíos que enfrentó mi gobierno, y lo que mi equipo y yo elegimos en respuesta. Allí donde fuera posible, quería ofrecer a los lectores una impresión de en qué consiste ser el presidente de los Estados Unidos; quería correr un poco la cortina y recordarle a la gente que, a pesar de todo su poder y su pompa, la presidencia sigue siendo un trabajo y nuestro gobierno federal es una empresa humana como cualquier otra”.
En un fragmento del primer tomo de sus extensas memorias, el exmandatario repasa los cuatro años transcurridos desde su partida del gobierno y expone la incesante preocupación por la democracia americana.
“Lo más preocupante de todo esto puede ser que nuestra democracia parece estar al borde de la crisis. Una crisis anclada en el enfrentamiento fundamental entre dos visiones opuestas de lo que es Estados Unidos y de lo que debería ser”, escribe el exmandatario demócrata, denunciando el desprecio reciente a las normas y las garantías básicas que, durante mucho tiempo, tanto demócratas como republicanos “dieron por sentado”.
Cabe destacar que Barack Obama, antes de estas memorias, ya había publicado dos libros de mucho éxito en ventas, ‘Dreams from my father’ (Los sueños de mi padre) en 1995, y ‘The Audacity of Hope’ (La audacia de la esperanza) en 2006, poco después de dejar la Casa Blanca.
Él y su esposa Michelle llegaron a un acuerdo editorial con Penguin Random House, comprometiéndose a escribir un libro cada uno.
Según el New York Times, la editorial habría puesto 65 millones de dólares sobre la mesa para quedarse con los derechos de las dos obras.
El libro de memorias de Michelle Obama, ‘Becoming’, publicado en noviembre de 2018, fue un ‘best seller’ rotundo, con más de 11,5 millones de copias vendidas en todo el mundo.
Entre tanto, el libro, ‘Una Tierra Prometida, al que Obama le calculó unas 500 páginas al inicio, ordenado cronológicamente, hace viajar al lector por su campaña presidencial en 2008, por la redada en que el entonces presidente ordenó que se abatiera a Osama bin Laden en 2011, y por su primer viaje oficial a Latinoamérica, que se vio en cierta medida eclipsado por la ofensiva internacional contra el régimen de Muamar Gadafi en Libia.
Incluso, habla con franqueza sobre el nulo esfuerzo que sus antecesores hicieron por el cambio climático y cómo este poco se consideraba un problema real.
“Tras ocho años durante los cuales, bajo la presidencia de George W. Bush, Estados Unidos se había ausentado de las negociaciones internacionales en torno al clima, las expectativas en el extranjero estaban por las nubes. Y yo difícilmente podía instar a otros gobiernos a actuar de forma agresiva contra el cambio climático si Estados Unidos no predicaba con el ejemplo”.
En su libro, además, habló de la pérdida de John McCain como aliado republicano, del apoyo de su esposa Michelle a pesar del disgusto inicial que le causó su aspiración presidencial. Y también se dispuso a hacer algunos retratos de personajes como el presidente Ruso Vladimir Putin, el expresidente de Francia Nicolás Sarkozy; el inmiente presidente electo de EE.UU, Joe Biden, a quien elogió en su texto y, por supuesto, habla de Donald Trump.
A este último, en especial, le dedicó menos de 10 páginas de su libro, donde contó, cómo durante su mandato Trump comenzó a promover afirmaciones de que Obama no había nacido en los Estados Unidos y por ende era un presidente ilegítimo.
Tanto así que posteriormente, “prometió, a los millones de estadounidenses espantados porque hubiera un hombre negro en la Casa Blanca, un elixir contra la angustia racial”.
Y lo describió, “Durante la mayoría de mis primeros dos años en el cargo aparentemente elogió mi presidencia... Los desarrolladores y los líderes de negocios de Nueva York a los que yo conocía lo describían, sin fisura, como puro bombo publicitario, alguien que había dejado un reguero de solicitudes de bancarrota, había violado contratos, había incumplido el pago a los empleados y cuyos negocios consistían en buena parte en otorgar la licencia del uso de su nombre en propiedades que ni poseía ni administraba”.
Ahora, del libro que en menos de tres días alcanzó la cifra de 890.000 copias vendidas tan solo en Estados Unidos y Canadá, y por el que Obama podría convertirse en el autor más vendido del año, se espera un segundo tomo, igual o más éxitoso que ‘Una Tierra Prometida’.
Fragmento
Capítulo 21
Una noche, durante la cena, Malia me preguntó qué iba a hacer respecto a los tigres.
—¿A qué te refieres, cariño?
—Ya sabes que son mi animal favorito, ¿no?
Años antes, durante nuestra visita anual a Hawái por Navidad, mi hermana Maya había llevado a Malia, que tenía entonces cuatro años, al zoológico de Honolulu. Era pequeño pero con encanto, encajado en un rincón del parque Kapiolani, cerca de Diamond Head. De niño pasé horas allí, trepando a los banianos, dando de comer a las palomas que deambulaban por el césped, aullando a los patilargos gibones aupados en lo alto de las cañas de bambú. Durante la visita, Malia se había quedado prendada de uno de los tigres, y su tía le había comprado en la tienda de recuerdos un peluche del gran felino. Tiger tenía las garras regordetas, una panza redonda y una indescifrable sonrisa de Gioconda...