Los temblores y sismos son algo común en algunos países en donde sus habitantes les ha tocado aprender a vivir con estos fenómenos naturales, y sortear las catástrofes que esto significa.
Y no es para menos, en esta nación se encuentran cinco placas tectónicas que son muy activas: La placa de Norteamérica, la placa de Cocos, la placa del Pacífico, la placa de Rivera y la placa del Caribe.
En el país azteca se presentan una cantidad alarmante de movimientos telúricos, según las autoridades anualmente se presentan cerca de 15.400 temblores.
Por esta razón, la corteza terrestre se ha fragmentado y cada placa tiene un movimiento único. Estas placas se mueven a una velocidad de aproximadamente 3 centímetros por año en el norte de México, mientras que en el sur pueden alcanzar los 7 centímetros por año. Por ende es más probable que se presenten fuerte movimiento en el sur del país.
“El movimiento relativo entre estas placas, en la parte del golfo de Tehuantepec (al sur del país), es mayor, por eso es que uno de los estados y sus costas donde más se registra actividad sísmica es en Chiapas y Oaxaca”, dijo Víctor Espíndola, jefe de analistas del SSN, en entrevista para CNN.
De esta manera, desde el 1 de enero de 1990 hasta el 8 de septiembre de 2017, México experimentó más de 86.000 sismos de diversas magnitudes. Siendo así, se presentan unos 15 sismos diarios de baja intensidad.
Cabe recordar que el sismo más fuerte que se ha presentado en México en la era reciente, ocurrió el pasado 7 de septiembre de 2017, a las 11:49 p.m. y tuvo una magnitud de 8,2 en la escala de Richter.