Delante de la estación de Leópolis (Lviv), Jean-Jacques no disimula su enojo. Como miles de otros estudiantes de África, Asia y Oriente Medio, este congoleño quiere huir de Ucrania, pero los guardias fronterizos de este país en guerra se lo impiden.

Jean-Jacques Kabeya llegó el domingo por la noche al puesto fronterizo de Shegyni, por donde esperaba entrar a Polonia tras haber huido de los bombardeos rusos en Járkov, en el este del territorio ucraniano.

Tras varios días de viaje bajo el frío, sin ayuda y casi sin dormir, este estudiante de farmacia topó con la negativa de los agentes fronterizos.

"Me dijeron: 'Te quedarás aquí, huyes de la guerra, quédate aquí, combatirás con nosotros. No te puedes ir, sobre todo vosotros, los negros", explica este joven, de 30 años, a la AFP.

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Después de 36 horas de espera infructuosa, Jean-Jacques volvió este martes por la madrugada a Lviv, principal ciudad del oeste de Ucrania, donde miles de ucranianos y extranjeros esperaban subir a uno de los pocos trenes para huir del país.

"¡Es catastrófico!", asegura. En los últimos días hubo numerosos testimonios como el suyo entre los estudiantes extranjeros en Ucrania, un país conocido por la accesibilidad y la calidad de sus estudios superiores.

Incluso la Unión Africana (UA) se declaró "preocupada" el lunes por la forma potencialmente "racista" en que se trata a los africanos que intentan escapar de Ucrania, aunque algunos países africanos anunciaron que sus conciudadanos lograron salir del país en guerra.

Filas separadas

Mientras temblaban de frío, varios centenares de estos estudiantes esperaban en fila india con sus gorros y anoraks en la avenida que lleva al puesto fronterizo de Shegyni.

De nacionalidad paquistaní, india, argelina, congoleña, camerunesa o ghanesa, muchos de ellos pasaron hasta cuatro noches esperando resignados bajo heladas temperaturas, de -5 a -10°C.

En la acera derecha de la avenida se encuentra la fila de los extranjeros, mientras que en la izquierda avanza con mayor fluidez la de los ucranianos, sobre todo con mujeres y niños, puesto que los hombres de 18 a 60 años están obligados a quedarse en el país para combatir.

"Todos nosotros tenemos papeles", pero "como somos extranjeros, nos tratan como perros (...) y a los ucranianos les da igual", lamenta Mesum Ahmed, 23 años, un estudiante de informática paquistaní.

"Veis bien la diferencia entre ellos y nosotros. Nosotros somos negros y por eso nos pasa esto", lamenta un joven nigeriano.

Las autoridades niegan discriminación

Una treintena de estudiantes cameruneses, que huyeron de Kirovograd (centro), aseguran que en los últimos días "descubrieron el racismo en Ucrania", subrayando que no habían tenido problemas de este tipo antes de la guerra.

"En las estaciones o trenes, nos privaban sistemáticamente de los lugares sentados", critica Bryan Famini, 22 años, un estudiante de economía.

"Algunos ucranianos incluso se reían de nosotros al vernos andar. Me ha decepcionado este país, no volveré", afirma Ghislain Weledji, 22 años.

Contactados por la AFP, los servicios de guardias fronterizos niegan "cualquier dificultad" y aseguran que "a nadie se le impedirá salir de Ucrania".

Las autoridades polacas también afirmaron que acogen a cualquier persona que huye del conflicto en el Estado vecino.