Luego de que el gobierno de Israel y la organización terrorista Hamás firmaron un cese al fuego a cambio de comprometerse en la liberación de rehenes y detenidos, acuerdo obtenido con la intermediación de los Estados Unidos, Benjamín Netanyahu decidió en las últimas horas reanudar operaciones en la franja de Gaza.
Las bombas cayeron sobre un campamento de tiendas en la ciudad de Kahan Yunis, ubicada al sur de la región, destruyendo una prisión administrada por Hamas y golpeando el refugio Al-Tabaeen, en donde se encontraban familias desplazadas por el conflicto pasando la noche.
Según el ministerio de Salud de Hamás, la cifra de fallecidos por los recientes bombardeos en las últimas 48 horas asciende a 970, dentro de los cuales 183 son niños y menores de 18 años, aunque no hay fuentes que confirmen estos datos.
Los heridos por el ataque fueron llevados, en su mayoría, a hospitales ubicados al norte de Gaza. Ahí Sanidad registró más de 150 fallecidos y 230 heridos, además del área meridional de Rafah, con más de un centenar de muertos.
Fuertes críticas al primer ministro en Israel
El acto fue rechazado por movimientos al interior de Israel, quienes acusaron al mandatario de su país de poner en peligro las vidas de los 58 rehenes que la organización terrorista aún tiene en su poder.
En una de las concentraciones en su contra más grande de los últimos meses, organizada por grupos anti-Netanyahu, habitantes de este país mostraron su desacuerdo por las últimas decisiones que ha tomado el mandatario.
“Sos la cabeza y tenés la culpa (...) La sangre está en tus manos”, gritaban los manifestantes en la manifestación cerca del parlamento.
En la concentración también se aseguró que el primer ministro está utilizando la situación en Gaza como una distracción frente a los problemas internos y políticos que tiene el país, especialmente luego de que destituyera a Ronen Bar, jefe de la agencia de seguridad interna Shin Bet, quien lo investiga por sus acciones al frente del gobierno, argumentando que ya no le inspiraba “confianza”, luego de que sus servicios fallaran al impedir el ataque inicial del 7 de octubre del 2023.
“La locura debe terminar antes de que no haya nadie a quien salvar, antes de que ya no haya un país”, dijo la líder de la protesta, Shikma Bressler.
Tras el ataque, Hamás confirmó que está dispuesto a seguir adelante con las negociaciones, aunque exigió que se respete el acuerdo de cese al fuego acordado.
Por su parte, Netanyahu aseguró que este bombardeo era solo el comienzo de su nueva ofensiva, mientras el ejército de este país volvió a emitir nuevas órdenes de evacuación para la zona.