Fue inminente la victoria del progresista Bernardo Arévalo ayer domingo 20 de agosto en la segunda segunda vuelta presidencial de Guatemala, los resultados preliminares mostraron una ventaja abrumadora sobre su oponente de derecha Sandra Torres.
Con el 99,89% de los votos escrutados, el Tribunal Supremo Electoral (TSE) informó en su página web que el candidato del Movimiento Semilla lideraba el conteo oficial con un 58,04% frente al 37,20% de Torres, de Unión Nacional de la Esperanza (UNE), quien intentaba por tercera vez hacerse con la presidencia.
El nuevo presidente de Guatemala reiteró su promesa de emprender una lucha frontal contra la corrupción para “recuperar la confianza en el Estado y en la democracia”, tras su amplia victoria en las urnas.
“El pueblo de Guatemala ha hablado contundentemente”, “basta ya de tanta corrupción”, dijo Arévalo en sus primeras declaraciones ante la prensa tras ganar el balotaje presidencial con un fuerte discurso contra la corrupción, un mal endémico en el país.
El futuro presidente confirmó que lo llamó el mandatario saliente, el derechista Alejandro Giammattei, para felicitarlo. “Nos sentaremos a realizar un cronograma del plan de transición”, explicó.
Hijo de un mandatario que dejó huella, Arévalo era el favorito del balotaje. Líder del partido Semilla, su amplio triunfo es atribuido a que generó esperanzas de cambio en un país sumido en la pobreza, la violencia y la corrupción, que inducen cada año a miles de guatemaltecos a emigrar.
Pero es visto con aprensión por la élite política y empresarial que dirige el país, acusada de corrupción. La fiscalía intentó marginarlo del balotaje para impedir su llegada al poder.
En una publicación en la red social X, antes llamada Twitter, el presidente saliente Alejandro Giammattei felicitó a los guatemaltecos por unas elecciones “en paz, con pocos incidentes aislados” y agregó: “Felicito también a @BArevalodeLeon y extiendo la invitación para iniciar la #TransiciónGT ordenada”.
Torres y Arévalo presentaban visiones distintas de lo que la sociedad guatemalteca necesita. Arévalo, de 64 años, prometió combatir la corrupción e impunidad que invade el país. Mientras Torres, de 67 años, apeló a los valores conservadores y religiosos y también ofreció ayuda social y reducción en los precios de la canasta básica.
Sin embargo, es poco probable que los resultados cosechados marquen el fin de los comicios. Los guatemaltecos aún recuerdan que se necesitaron más de dos semanas para que se certificaran los de la primera ronda del 25 de junio y que el mismo día en que fueron proclamados la Fiscalía anunció una investigación contra el partido Semilla y una orden de suspensión.
La Corte Suprema anuló el viernes la orden de inhabilitar a Semilla y Arévalo dijo que espera que la fiscalía abandone la “persecución en curso” contra su partido “tras la contundencia de esta victoria” en las urnas.
Quien también felicitó a Arévalo fue el secretario general de la Organización de los Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, quien sostuvo en la red social X: “Saludamos al pueblo y @GuatemalaGob x una jornada electoral ejemplar, una verdadera fiesta cívica. Felicitamos al Pdte electo @BArevalodeLeon”.
Los embajadores de Estados Unidos y de la Unión Europea expresaron su disposición a trabajar con Arévalo.
“De parte de mi gobierno, la posición es que dejen a los que fueron electos gobernar y asumir el poder”, dijo el embajador estadounidense, William Popp, a la televisión guatemalteca.
Analistas señalan que Guatemala vive un retroceso hacia el autoritarismo como reacción del establishment a la CICIG, un ente creado por la ONU que investigó la corrupción gubernamental entre 2007 y 2019. En 2019 el entonces presidente derechista Jimmy Morales cerró la CICIG y Giammattei no quiso resucitarla.
En un país fuertemente conservador y religioso, Arévalo descarta legalizar los matrimonios igualitarios o el aborto, que solo está permitido si hay riesgo para la madre. Su llegada al poder marcará el fin de 12 años de gobiernos de derecha.
Con información de AFP y AP*