Médicos operaron de urgencia a un soldado ucraniano para extraerle una granada que le quedó incrustada cerca al corazón.

El cirujano que lideró la intervención tuvo que trabajar junto a expertos en explosivos para evitar la detonación del artefacto. Según especialistas en el tema, este tipo de granada suele explotar veinte segundos después de activarse. Milagrosamente el arma nunca explotó.

Durante el procedimiento no se utilizaron instrumentos eléctricos para prevenir la explosión accidental de la granada, lo que hubiera significado una verdadera tragedia.

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Finalmente, el procedimiento concluyó con éxito. Los médicos aseguran que el paciente se encuentra estable. Sin duda, es un hecho que pasará a la historia.