Irán alertó este jueves de que sus tropas están preparadas para entrar en combate y de que una guerra sería devastadora para la región, en un mensaje a Estados Unidos y Arabia Saudí, que evalúan una acción militar contra Teherán.
El comandante en jefe de la Guardia Revolucionaria iraní, Hosein Salamí, subrayó durante una ceremonia que "los enemigos se han quedado sin opción en el campo de batalla ya que Irán ha cerrado todos los caminos para la infiltración hostil".
"Nuestros soldados, basijis (voluntarios islámicos) y guardias están preparados con los ojos abiertos en las fronteras y no estamos preocupados por los enemigos, grandes o pequeños", manifestó Salamí en alusión a Washington y Riad.
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En su discurso, Salamí indicó asimismo que los rivales son "muy conscientes" de la capacidad militar de la nación y que por ello "se ven obligados a vincular cualquier incidente mediante afirmaciones falsas" con Irán.
Washington ha responsabilizado a Teherán de los ataques contra instalaciones de la petrolera saudí Aramco pese a que fueron reivindicados por los rebeldes hutíes chiíes del Yemen, que cuentan con el respaldo de Irán y están enfrentados a Arabia Saudí en el conflicto que asuela su país.
El secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo, dijo ayer que el golpe múltiple del sábado contra Aramco fue un "acto de guerra" de Irán y "no vino de los hutíes".
"¿'Acto de guerra' o AGITACIÓN hacia la GUERRA?", respondió hoy en un mensaje de Twitter el ministro iraní de Exteriores, Mohamad Yavad Zarif.
El jefe de la diplomacia iraní señaló que los aliados de EEUU en la región (Israel, Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos) "intentan engañar" al presidente estadounidense, Donald Trump, y conducirlo a una guerra.
"Por su propio bien, deben rezar para que no obtengan lo que buscan", escribió Zarif, antes de agregar que tanto Arabia Saudí como Emiratos todavía están inmersos en "una guerra en el Yemen mucho más pequeña" que no han sido capaces de ganar en cuatro años.
La intervención en el Yemen de la coalición militar árabe liderada por Arabia Saudí comenzó en marzo de 2015 y, desde entonces, los insurgentes han efectuado ataques de represalia contra territorio saudí.
El Gobierno saudí reveló, sin embargo, este miércoles que en los ataques a Aramco se emplearon 18 drones y 7 misiles de origen iraní y que estos fueron lanzados desde el norte y no desde el Yemen, al sur del reino.
Para aclarar los ataques contra las instalaciones de Aramco, expertos de la ONU van a participar en la investigación, con el fin de que no haya dudas sobre su transparencia y objetividad.
Las autoridades iraníes, además de negar toda implicación en esos hechos, han advertido en una carta oficial a EEUU de que responderán "inmediatamente" a cualquier agresión de forma aplastante.
En esta línea, Zarif aseguró hoy en una entrevista con la cadena CNN en Teherán que el resultado de un ataque militar estadounidense o saudí contra Irán sería "una guerra total".
"No queremos participar en una confrontación militar, pero no titubearemos a la hora de defender nuestro territorio", aseveró.
Sobre "la plena" preparación de Irán, el almirante Habibollah Sayarí, coordinador adjunto de las Fuerzas Armadas iraníes, destacó el "gran poderío misilístico" de este país pese a las sanciones y al embargo armamentístico.
"El enemigo todavía está presente, pero no se atreve a enfrentarse a un país poderoso", dijo Sayarí, quien acusó también a EEUU y Arabia Saudí de diseñar "conspiraciones".
No es la primera vez que Washington responsabiliza a Teherán de la inestabilidad en el golfo Pérsico. También lo hizo hace unos meses con varios ataques contra petroleros y buques cisterna, en los que Irán negó asimismo su vinculación.
Estos incidentes comenzaron poco después de que Washington declarara grupo terrorista a la Guardia Revolucionaria y reforzara sus sanciones contra el petróleo iraní al eliminar las exenciones otorgadas.
El crudo iraní, junto a numerosos otros sectores como el bancario, están bajo restricción de EEUU desde el año pasado, cuando Trump decidió retirar a su país del acuerdo nuclear firmado en 2015 entre Irán y otras cinco potencias.
La preocupación en la comunidad internacional es elevada ante un eventual conflicto que desestabilizaría Oriente Medio y que afectaría, además, a los suministros de petróleo, como ya demostró el ataque a Aramco.
El ministro de Petróleo iraní, Biyan Zanganeh, advirtió este jueves de que "el petróleo no debe ser utilizado como arma" y pidió su libre comercio en los mercados internacionales, en una señal a EEUU para que relaje sus presiones contra Irán.