La candidata por el partido demócrata, Kamala Harris, ha demostrado, por medio de su actual gestión como vicepresidenta y en sus discursos como aspirante a llegar a la Casa Blanca, ser una funcionaria progresista, con ascendencia de padres inmigrantes, que ha apoyado a las minorías.
Esto en contra parte de Donald Trump, quien es un claro candidato de ultraderecha, que ha cuestionado severamente a migrantes ilegales.
Precisamente, ambos son considerados como polos opuestos en la política. Harris ha demostrado su postura frente a varios temas trascendentales para el país norteamericano, como lo es la situación de migración ilegal, el uso de armas y por supuesto, el clima.
Postura de Harris ante el cambio climático
Harris, que asistió a la COP28, donde Estados Unidos desempeñó un papel clave, se ha comprometido a “continuar y ampliar el liderazgo internacional de Estados Unidos en materia de clima”, según el sitio web de su campaña.
Como senadora, apoyó el “Green New Deal” (Nuevo pacto verde), una resolución que pedía una reducción drástica de las emisiones de gases de efecto invernadero. Con su sorna habitual, Trump apodó esta medida “Green New Scam” (Nueva estafa verde).
Harrís apoyó en 2019, cuando era candidata a las primarias demócratas, la prohibición de la fracturación hidráulica, un método de extracción de hidrocarburos altamente contaminante.
Sin embargo, dio marcha atrás en esta postura porque le perjudicaba entre los votantes del estado clave de Pensilvania, donde este sector tiene una presencia importante.
Cabe recordar que Estados Unidos es el segundo emisor mundial de gases de efecto invernadero por detrás de China.
Política sobre migrantes que ha tenido Harris
Harris, que desde la vicepresidencia de la administración de Joe Biden impulsó atacar las causas de la migración, ha prometido también medidas en la frontera.
La candidata demócrata ha manifestado su intención de impulsar la ley bipartidista que contó con el apoyo de republicanos moderados en el Senado, pero que fracasó por la presión de Trump.
El proyecto de ley pretendía reforzar las fronteras, resolver vacíos en el proceso de asilo, dar al presidente más autoridad para cerrar el paso cuando los cruces limítrofes sean altos y restringir el TPS, que permite a los inmigrantes su ingreso temporal a Estados Unidos.
Los cruces fronterizos ilegales han alcanzado durante el gobierno Biden-Harris niveles récord, aunque han descendido en los últimos meses.
Un promedio de 2 millones de migrantes ingresaron a Estados Unidos, principalmente a través de su frontera sur con México, entre 2021 y 2023, aunque solo el año pasado 1,1 millones fueron deportados y hasta junio de este año otros 400.000 más, según datos de la organización USAFacts.
Uso de armas, pero con restricción
Durante años, Kamala Harris apenas mencionó el arma que tiene en casa, pero desde que hace campaña para las elecciones presidenciales de noviembre en Estados Unidos no pierde ocasión para hablar de ello.
“Tengo un arma”, repitió la vicepresidenta la semana pasada en el plató de la estrella de la televisión estadounidense Oprah Winfrey.
“Si alguien irrumpe en mi casa, recibirá un disparo”, dijo entre risas ante una atónita Oprah.
Kamala Harris también se declara a favor de prohibir los fusiles de asalto semiautomáticos, pero ha dejado de abogar por un programa de recompra obligatoria de estas armas, que figuran entre las más letales.
La exfiscal hace equilibrismo sobre el tema de la regulación de las armas, que ocupa el séptimo lugar entre las preocupaciones de los votantes para las elecciones presidenciales de noviembre, según una encuesta reciente del Pew Research Center.
Los defensores de las armas tienen más probabilidades de votar por los conservadores, mientras que los partidarios de una legislación más estricta se inclinan por los demócratas.
“Pero se trata de tendencias, no de un absoluto”, matiza Gregg Carter, profesor emérito de la Universidad Bryant de Rhode Island.
Con información de AFP.