Mayoritariamente indiferentes ante la muerte de Isabel II, muchos latinos de Londres se indignan por el gasto de las fastuosas exequias reales en un momento de grave crisis económica, sentimiento compartido con otras comunidades migrantes, especialmente las procedentes de excolonias británicas.

En muchas zonas de la ciudad el rostro de la reina, fallecida el pasado jueves a los 96 años, mira a los transeúntes desde las vitrinas de bancos, tiendas y cafeterías que colgaron sus retratos en homenaje.

Pero en Elephant and Castle, el barrio latino por antonomasia, la imagen brilla por su ausencia.

"Nadie ha puesto su foto, solo se ven en las paradas de autobuses", explica a AFP Mauricio Holguín, cocinero colombiano de 40 años que lleva tres viviendo en el Reino Unido, tras 23 en España.

La muerte de la monarca no dejó apenas huella en esta parte de la capital, lejos del Palacio de Buckingham y otros centros de poder.

"Comentamos la noticia el primer día y luego ya", afirma Holguín mientras, ataviado con un delantal, prepara platos en Aroma de Café, casa de comidas típicamente colombiana, como casi todo en Elephant and Castle.

"La gente está aquí a otro cuento, estamos solo para trabajar y tienen que haber vivido aquí mucho tiempo para apreciar a la reina", afirma Carlos, que prefiere no dar su apellido, sentado a una de las mesas.

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"Derroche ridículo"

Araceli Rodríguez, de 70 años, llegó al Reino Unido desde Medellín en 1978, "cuando ni siquiera se había casado el príncipe Carlos" con Diana, afirma sobre el hijo mayor de la reina, ahora convertido en el nuevo monarca.

Hace cola para enviar una remesa, pero no piensa hacerla para despedirse de la difunta Isabel II. "La monarquía en general no me aporta nada, ¿en qué nos conviene tener una reina o un rey?", se pregunta, considerando "ridículo" el masivo "derroche en homenajes".

"Tanta cola para honrar a una señora que lo tuvo todo", lamenta Rodríguez, criticando que "hasta los perros de la reina tenían su propia habitación", cuando en el Reino Unido mucha gente sufre por el exorbitado coste de la vida.

El país registra su peor inflación en 40 años, que se prevé supere 13% en diciembre y pone a muchas familias en graves dificultades.

"La pobreza que se ve ahora en Inglaterra no se veía cuando yo llegué", asegura esta trabajadora de una residencia de ancianos ahora jubilada.

Según John Plassard, analista de la financiera Mirabaud, "el coste total de las exequias se estima entre 34 y 37 millones" de dólares.

"No somos fans"

Más de uno se escandaliza por este gasto, así como por la colosal fortuna de Isabel II, 370 millones de libras (429 millones de dólares) en 2022 según el Sunday Times.

"Hay gente que no está de acuerdo porque estas monarquías han explotado mucho el mundo, sobre todo la inglesa, que se ha expandido tanto por África, Asia y América", considera Héctor Ariel Fandiño, emprendedor colombiano de 43 años, en una tienda de Elephant and Castle.

Menos de 5km más al sur, en el colorido mercado de Brixton, donde viven muchos migrantes de las excolonias británicas del Caribe, las camisetas con la inscripción "Jamaican Queen" no llevan la foto de Isabel II sino el perfil de una joven con peinado afro.

"Venimos del Caribe así que no somos fans de la monarquía", dice a la AFP Liam, un joven jamaicano que también trabaja como cocinero.

"Saqueó el lugar del que venimos con violencia y esclavitud monetaria durante cientos de años, así que, ¿por qué haríamos cualquier tipo de celebración?", afirma con serio semblante bajo un gorro negro.

Es "triste", reconoce, que "alguien haya perdido a su abuela, a su madre". Pero "que la gente pague por el hecho de que haya muerto y la ceremonia de exequias, no estoy de acuerdo", agrega.

Holguín ve las cosas de otro modo: los británicos "tienen el dinero y se pueden dar el lujo" de unos fastuosos funerales de Estado.

El miércoles, cuando se abra la capilla ardiente en Londres, este colombiano tiene intención de ir con su familia a ver el féretro.

Y el próximo lunes, día del entierro, su negocio estará cerrado, como muchos en Elephant and Castle, en señal de respeto pese a todo.