El Banco Central Europeo (BCE) subió este jueves por primera vez en más de una década sus tipos de interés, un aumento por encima de las previsiones para intentar frenar la inflación galopante.

Atrapada en una compleja disyuntiva entre el aumento de los precios y los temores por el crecimiento, la institución con sede en Fráncfort apostó por la subir sus tres tipos de interés clave en 50 puntos, cuando todos se esperaban una subida de 25 puntos.

En los últimos días se había especulado con la posibilidad de que el BCE tomara medidas más agresivas, ya que la inflación en la eurozona sigue aumentando bajo el impacto combinado de la recuperación poscovid, las tensiones en la cadena de suministro y la crisis energética vinculada a la ofensiva rusa en Ucrania.

El principal tipo de interés pasa de cero, donde se situaba desde 2016, a 0,5%, mientras que el tipo que grava una parte de la liquidez bancaria no distribuida en forma de crédito sube de -0,5% a cero.

Esta decisión marca el fin de la era de los tipos de interés negativos que comenzó en 2014 y de una década de generosa política monetaria que ha ayudado al bloque a superar las crisis de los últimos años.

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Una tarea compleja

Este endurecimiento de la política monetaria ya había comenzado en julio con el cese de nuevas compras de deuda en los mercados para reducir la masa monetaria en circulación y frenar la inflación, que el mes pasado marcó un nuevo récord en la zona euro, con un 8,6% interanual.

La Reserva Federal estadounidense y el Banco de Inglaterra ya se adelantaron al BCE y comenzaron a subir sus tasas de forma más agresiva en los últimos meses para frenar la inflación.

Sin embargo, la tarea del BCE es aún más compleja por las amenazas de corte del gas ruso, el riesgo por la crisis política en Italia y la caída del euro.

El primer ministro de Italia, Mario Draghi, presentó este jueves su renuncia. Con su pedigrí de expresidente del BCE, los mercados lo veían como un factor de estabilidad.

La dimisión de Draghi podría provocar la disolución del parlamento y la organización de elecciones anticipadas este otoño.

El BCE anunció también un nuevo instrumento para proteger a los Estados más vulnerables de los ataques especulativos contra su deuda.

Esta herramienta "podrá activarse para contrarrestar dinámicas de mercado injustificadas y desordenadas que suponen una grave amenaza para la transmisión de la política monetaria en la eurozona", cuyo objetivo es una tasa de inflación del 2% a medio plazo, detalló un comunicado.

Crisis del gas

La crisis del gas complica la tarea del BCE.

Rusia volvió a abrir este jueves el suministro de gas hacia Europa, tras una suspensión de 10 días de las operaciones del gasoducto Nord Stream, pero con un flujo menor, que equivale al 40% de su capacidad.

La dependencia europea de las importaciones energéticas rusas tiene a las autoridades europeas preocupadas y prevén racionamientos si Moscú suspende el suministro de gas.

La Comisión Europea presentó el miércoles un plan para cortar el consumo de gas en 15% a fin de mitigar el potencial impacto económico.

Una interrupción total del suministro de gas desde Rusia sumiría a la eurozona en la recesión y una rápida subida de los tipos de interés empeoraría la situación.

La última vez que el BCE subió sus intereses fue en 2011, pero una crisis de deuda europea rápidamente obligó a la institución a revertir el curso.

El presidente del BCE que logró contener las tensiones en los mercados de valores fue Mario Draghi.