Los talibanes anunciaron este martes a los principales ministros de su gobierno, que estará dirigido por Mohammad Hasan Akhund, próximo al mulá Omar, fundador del movimiento, consolidando así su poder pese a las manifestaciones contra el régimen, que se saldaron por primera vez con muertos.

A pesar de las palabras tranquilizadoras de los nuevos dueños de Afganistán, comprometiéndose a ser más inclusivos y tolerantes, estos nombraron a Abdul Ghani Baradar, el confundador de su movimiento, número dos de su régimen.

El mulá Yaqub, hijo del mulá Omar, será ministro de Defensa y Sirajuddin Haqqani, líder de la red que lleva su nombre y número dos de los talibanes, estará al cargo de la cartera de Interior.

"El gobierno no está completo", precisó su principal portavoz, Zabihullah Mujahid, durante una rueda de prensa. "Intentaremos incorporar a gente de otras regiones del país", añadió.

Los nombramientos se produjeron después de que los talibanes dispersaran una protesta, este martes por la mañana en Kabul, con disparos al aire. Los manifestantes denunciaban la violenta represión del régimen en el valle del Panshir, donde se encuentra el último reducto de resistencia contra el movimiento islamista.

"Estas manifestaciones son ilegales hasta que las oficinas del gobierno no estén abiertas y se hayan proclamado las leyes", comentó Mujahid, que pidió "a los medios que no cubran" esos eventos.

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En otras ciudades del país también se han celebrado protestas contra el régimen, como en Mazar-i-Sharif (norte) o en Herat, en el oeste, donde este martes dos personas murieron y ocho resultaron heridas por disparos al margen de una manifestación, según dijo a la AFP un médico local que pidió el anonimato.

Además de la situación en el Panshir, los manifestantes de Kabul también querían denunciar la injerencia de Pakistán, muy cercano a los talibanes.

Cerca de un centenar de manifestantes, la mayoría mujeres, se concentraron frente a la embajada de Pakistán, coreando: "¡No queremos un gobierno apoyado por Pakistán!" y "Pakistán ¡lárgate de Afganistán!".

Zabihullah Mujahid negó cualquier vínculo de su gobierno con Pakistán. "Decir que Pakistán ayuda a los talibanes es propaganda", afirmó. "No permitiremos que ningún país interfiera" en los asuntos afganos, recalcó.

El jefe de los poderosos servicios de inteligencia militares pakistaníes, Faiz Hameed, fue visto este fin de semana en Kabul, donde probablemente se reunió con responsables talibanes.

Varios periodistas que cubrían las protestas afirmaron que los talibanes los detuvieron, los increparon o les confiscaron el material.

La Asociación Afgana de Periodistas Independientes, Aija, indicó en un comunicado que 14 reporteros, afganos y extranjeros, habían sido detenidos brevemente por los talibanes, algo que la organización "denunció".

"Estamos cansadas"

"Las mujeres afganas quieren que su país sea libre. Quieren que su país se reconstruya. Estamos cansadas", dijo a la AFP Sarah Fahim frente a la embajada de Pakistán, muy cercano a los talibanes.

"Queremos que nuestro pueblo tenga una vida normal. ¿Cuánto tiempo tendremos que vivir en esta situación?", se preguntó esta mujer de 25 años.

La rebelión en el Panshir está liderada por el Frente Nacional de Resistencia, FNR, cuyo jefe es Ahmad Masud, hijo del célebre comandante Ahmed Shah Masud, asesinado por Al Qaida en 2001.

Tras la proclamación del la victoria en el Panshir, Zabihullah Mujahid advirtió el lunes que "cualquiera que intente crear una rebelión será duramente reprimido. No lo permitiremos".

Aún así, el FNR replicó que todavía retenía "posiciones estratégicas" en la zona y Ahmad Masud llamó a un levantamiento de la población.

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Blinken en Catar

La comunidad internacional aseguró que juzgaría a los talibanes por sus actos, después de que el movimiento islamista recuperara el poder tras haber sido expulsados, hace veinte años, por una coalición encabezada por Estados Unidos.

Los talibanes se comprometieron a respetar los derechos de las mujeres, pisoteados durante su primer mandato, de 1996 a 2001. Pero, de momento, sus promesas no acaban de convencer.

Durante su visita a Catar, el secretario de Estado Antony Blinken aseguró que las nuevas autoridades en Kabul prometieron que "dejarán que las personas con los documentos necesarios para viajar salgan libremente" del país.

"La comunidad internacional espera que los talibanes respeten este compromiso", añadió el jefe de la diplomacia, acompañado del secretario de Defensa, Lloyd Austin.

La administración del presidente Joe Biden es objeto de presiones, después de que varias informaciones apuntaran que centenares de personas -algunas estadounidenses- estarían bloqueadas en el aeropuerto de Mazar-i-Sharif, en el norte del país.