El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, abogó este viernes por un nuevo comienzo en las relaciones bilaterales con Estados Unidos, tras la visita a Caracas del enviado especial de su par estadounidense, Donald Trump, para tratar las deportaciones de migrantes y criminales.
El mandatario propuso “un nuevo comienzo en las relaciones bilaterales”, dijo en un comunicado el gobierno tras culminar la reunión con el enviado especial, Richard Grenell, y en la que también participó la vicepresidenta, Delcy Rodríguez, y el jefe del Parlamento, Jorge Rodríguez.
La televisión estatal transmitió imágenes alrededor de las 15H30 locales (19H30 GMT) del encuentro privado entre Maduro y el enviado Richard Grenell en el Palacio Presidencial de Miraflores.
Un alto funcionario de la Casa Blanca adelantó que Grenell exigiría a Maduro aceptar las condiciones para la repatriación de “criminales y pandilleros venezolanos” y advirtió que, en caso contrario, “habrá consecuencias”. La temida banda Tren de Aragua opera en Estados Unidos y Trump, en su regreso al poder, firmó un decreto que la declara como una organización terrorista.
“El presidente Trump espera que Nicolás Maduro recupere a todos los criminales y pandilleros venezolanos que han sido exportados a Estados Unidos, y que lo haga de manera inequívoca y sin condiciones”, declaró el enviado especial de Estados Unidos para América Latina, Mauricio Claver-Carone, en una rueda de prensa.
“De lo contrario habrá consecuencias”, porque “no es una negociación a cambio de algo”, expresó.
Grenell tenía previsto tratar con Maduro los casos de estadounidenses presos en cárceles venezolanas. “Deben ser liberados de inmediato”, expresó Claver-Carone en referencia a los detenidos, que consideró “rehenes”.
Ocho ciudadanos de Estados Unidos, entre ellos un militar, y dos ciudadanos de otras nacionalidades con residencia en ese país, están encarcelados en Venezuela, según datos de la ONG de derechos humanos Foro Penal, dedicada a la defensa de presos políticos.
Formalmente, la administración de Trump desconoce la reelección de Maduro para un tercer mandato (2025-2031), denunciada como un fraude por la oposición.
Ya el jefe de la diplomacia estadounidense, Marco Rubio, expresó apoyó al exiliado Edmundo González Urrutia, quien reclama un triunfo sobre el líder izquierdista en los comicios presidenciales del 28 de julio del año pasado.
El gobierno de Joe Biden tampoco reconocía a Maduro, pero emprendió negociaciones directas Caracas-Washington que llevaron, por ejemplo, a la liberación en Estados Unidos de Alex Saab -empresario colombiano acusado de ser testaferro del mandatario y ahora uno de sus ministros- a cambio de 10 prisioneros estadounidenses y una veintena de venezolanos a finales de 2023.
“Los tiene que aceptar”
El gobierno de Trump no solo considera “criminales” a los miembros de grupos criminales como el Tren de Aragua, banda nacida en Venezuela con tentáculos en varios países de América Latina, sino también a cualquier migrante que haya entrado ilegalmente a Estados Unidos.
Se ha planteado expulsar a la mayor cantidad posible de ellos, una política que encuentra recelo de países de América Latina y que incluso provocó una crisis diplomática con Colombia, que suele recibir deportados, pero se negó a recibir un vuelo militar por transportar a migrantes esposados y en ocasiones con grilletes.
“Venezuela los tiene que aceptar, es su responsabilidad”, recalcó Claver-Carone.
La administración republicana aplica mano dura contra la inmigración ilegal: ha lanzado redadas en varias ciudades y tumbado las vías legales establecidas por su predecesor demócrata Joe Biden que permitían la entrada legal y la solicitud de asilo.
Entre ellas, revocó esta semana un amparo migratorio conocido como TPS que evitaba a más de 600.000 venezolanos ser expulsados de Estados Unidos.
*Con información de AFP.