La joven Florencia Aranguren, argentina de 31 años, fue asesinada a puñaladas en la mañana del pasado miércoles 6 de diciembre en Buzios, Brasil, ciudad a la que había llegado tan solo cuatro días antes. Un video de una cámara de vigilancia era todo lo que tenían las autoridades para intentar establecer el homicida de la mujer.
Sin embargo, el perro de Aranguren, y con el que había viajado a la ciudad brasilera para establecerse allí, dio una mano para lograr identificar al presunto responsable de quitarle la vida a su ama.
Los videos muestran a la joven argentina caminando por una acera en compañía de su mascota sobre las 7 de la mañana del miércoles, mientras se dirigía a la playa de José Gonçalves. En esos instantes se ve pasar a un hombre en una bicicleta, a quien las autoridades policiales registraron como uno de los posibles culpables.
Esto debido a que, tan solo una hora después, a las 8 de la mañana, ya Aranguren se encontraba sin vida a causa de varias puñaladas y fue hallada por un hombre que paseaba por un sendero cercano al registro de las cámaras. Este aparente vecino de la zona fue quien dio aviso a la policía.
De acuerdo con lo registrado por las grabaciones, las autoridades lograron llegar hasta el hombre que circulaba en bicicleta y que se ve en las cintas. Lo interceptaron en un condominio cercano justo cuando se estaba lavando sus manos y brazos, también se había quitado la camiseta que traía, pues tenía rastros de sangre, informó el medio TN.
Incluso, el presunto homicida tenía rasguños y golpes en su cuerpo, como una aparente muestra de que había sostenido una pelea. Pese a que todo indicaba que podía ser él quien asesinó a Aranguren, las autoridades continuaron con el procedimiento y lo llevaron a interrogar y a la escena del crimen.
En ese punto aún se encontraba Tronco, la mascota de la argentina de 31 años, quien estaba tranquilo al lado de su ama. Pero tan pronto como el animal vio al presunto homicida, llevado allí por la policía, intentó abalanzarse contra él y su estado de ánimo cambió, empezando a gruñir y ladrar sin detenerse y dirigiéndose hacia el sujeto en cuestión.
Las autoridades ya lo tienen plenamente identificado y solo informaron que tiene 32 años de edad, así como antecedentes penales por hurto y lesiones corporales.
Florencia Aranguren, quien acababa de cumplir en noviembre sus 31 años, practicaba acrobacias en trapecio y, según muestran sus redes sociales, era algo en lo que invertía mucho de su tiempo. También se conoció que había vivido en el pasado en España, que le gustaba hacer ilustraciones a mano y que era amante de los piercings, de los cuales tenía cerca de un par.