Polonia aseguró este miércoles que el misil que cayó en su territorio cerca de la frontera con Ucrania y mató a dos personas fue probablemente lanzado por la defensa aérea de Kiev para intentar contrarrestar los ataques rusos.

El presidente polaco, Andrzej Duda, rebajó los temores internacionales de una nueva escalada de la guerra en Ucrania al afirmar que "no hay indicios de que se trate de un ataque intencionado contra Polonia" y apuntar que es "muy probable" que el misil fuera ucraniano.

En el mismo sentido, el secretario general de la Organización del Tratado del Atlántico Norte, Otan, Jens Stoltenberg, dijo que no hay elementos que indiquen un "ataque deliberado", luego de que Rusia negase tener cualquier responsabilidad en el incidente.

El misil que cayó el martes en unas instalaciones de secado de cereales conmocionó al pueblo de Przewodow y despertó el temor internacional a una posible escalada del conflicto. A instancias de Polonia, la Otan mantuvo este miércoles una reunión de urgencia.

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Al terminar, Stoltenberg dijo que el impacto fue "probablemente causado por un misil del sistema ucraniano de defensa antiaérea para defender el país de misiles ruso" aunque reiteró que "Rusia carga, en última instancia, con la responsabilidad ya que continúa con su guerra ilegal contra Ucrania".

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, también había dicho antes que era "poco probable" que el misil procediera de Rusia, mientras que el Kremlin dijo que no tenía "nada que ver".

El martes, Rusia dijo que era una "provocación" destinada a aumentar las tensiones. "Los restos (...) fueron identificados de forma categórica por especialistas rusos (...) como un elemento de un misil guiado antiaéreo de sistemas de defensa antiaérea S-300 de las fuerzas armadas ucranianas", dijo el Ministerio de Defensa ruso en un comunicado.

"Los ataques de alta precisión fueron llevados a cabo en Ucrania a una distancia superior a 35 km de la frontera polaco-ucraniana", añadió.

Inicialmente el ministro de Exteriores ucraniano, Dmitro Kuleba, había rechazado como una "teoría de la conspiración" la idea de que pudiera haber sido un misil ucraniano.

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El G20 pide calma

En Bali (Indonesia), donde se celebró una cumbre del G20, los líderes occidentales pidieron no sacar conclusiones precipitadas. China pidió "calma y moderación" mientras que el jefe del gobierno alemán, Olaf Scholz, advirtió contra el peligro de sacar conclusiones "apresuradas".

Dirigiéndose a los líderes del grupo por videoconferencia, el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, aseguró inicialmente que el ataque a Polonia "no es más que un mensaje de Rusia a la cumbre del G20".

Polonia celebró el martes una reunión de emergencia del Consejo de Seguridad Nacional y convocó al embajador de Moscú para que diera "explicaciones detalladas inmediatas".

El gobierno también dijo que había elevado "el estado de preparación de algunas unidades de combate y otros servicios uniformados".

Compromiso de la Otan

Rusia invadió Ucrania el 24 de febrero y sigue ocupando partes de su territorio a pesar de una serie de derrotas en los últimos meses.

Polonia, que comparte una frontera de 530 kilómetros con Ucrania, asumió el liderazgo regional proporcionando ayuda militar y humanitaria a su vecino del este y sancionando a Rusia.

El conflicto provoca un profundo malestar en Polonia, donde el recuerdo de la dominación soviética aún está vivo.

Polonia está protegida por el compromiso de defensa colectiva de la Otan, consagrado en el artículo 5 de su tratado fundacional, pero la respuesta de la alianza depende de las conclusiones del origen del incidente.

La explosión se produjo después de un ataque masivo de misiles rusos el martes contra ciudades de toda Ucrania, incluida Leópolis, cerca de la frontera con Polonia.

Zelenski dijo que los ataques cortaron el suministro eléctrico a unos 10 millones de personas, aunque más tarde se restableció a ocho millones, y también provocaron paradas automáticas en dos centrales nucleares.

La semana próxima será "difícil" para los habitantes de la región de Kiev, advirtió el miércoles el gobernador regional, Oleksiy Kuleba.