La comunidad científica enfrenta un nuevo dilema ético, luego de que el Gobierno japonés aprobara en días pasados la solicitud de la Universidad de Tokio sobre realizar experimentos con embriones de ratón a los que se les transferirán células madre pluripotentes inducidas, iPS, humanas para que desarrollen un páncreas.
Los científicos buscan producir en estos animales órganos que sean lo más cercano posible a una estructura humana, con el fin de poder lograr, en un futuro, replicar el procedimiento en animales más grandes y generar unidades funcionales que puedan ser trasplantados en humanos.
“No esperamos crear órganos humanos de inmediato, pero esto nos permite avanzar en nuestra investigación basada en el know-how —conocimiento fundamental— que hemos adquirido hasta este punto”, explicó Hiromitsu Nakauchi al medio The Asahi Shimbun.
Hasta marzo pasado, Japón prohibía explícitamente que los embriones animales que tuvieran células humanas vivieran más allá de los 14 días tras su formación y que se pudiera realizar el trasplante de dichos embriones en un útero sustituto.
En ese mes, el ministro de Educación y Ciencia de ese país expidió nuevas directrices que permiten la creación de embriones humanos-animales que pueden ser trasplantados en madres sustitutas —solo animales—, sin tener que suspender el proceso de gestación.
Lo anterior llevó a que desde la Universidad de Tokio hicieran la mencionada solicitud, que recibió visto bueno el pasado 24 de julio.
“Finalmente, estamos en condiciones de comenzar estudios serios en este campo después de 10 años de preparación”, celebró Nakauchi.
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El proceso
Nakauchi contó a la revista Nature que procederá lentamente y no buscará llevar los embriones a término por algún tiempo. Su plan inicial es modificar genéticamente los ratones para evitar que desarrollen un órgano en particular —en este caso el páncreas— e inducir las células iPS; posteriormente hacerlos crecer hasta un máximo de 14,5 días después de la fertilización, cuando los órganos del animal están formados en un gran porcentaje.
El siguiente paso será hacer el mismo experimento en embriones modificados de ratas, dejándolos crecer aproximadamente 15,5 días. Posteriormente, el científico planea replicar el experimento en cerdos y hacerlos crecer por un máximo de 70 días.
“Es bueno proceder paso a paso y con precaución, lo que pueda posibilitar un diálogo con el público, que se siente ansioso y tiene sus preocupaciones”, dijo el investigador de la Universidad de Hokkaido, Tetsuya Ishii.
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Dilemas
Especialistas en bioética han expresado su preocupación sobre la posibilidad de que las células humanas se puedan desviar más allá del desarrollo del órgano objetivo y lleguen al cerebro del animal en 'construcción', lo que podría afectar potencialmente la capacidad intelectual del ser.
Al respecto, Nakauchi aseguró que estas preocupaciones han sido tenidas en cuenta en el diseño del experimento. “Estamos tratando de hacer que la generación de órganos sea dirigida, así que las células se dedicarán solo a crear el páncreas” dijo.
Lo anterior se lograría con el procedimiento explicado anteriormente, es decir, haciendo que el embrión carezca del gen necesario para la producción de un órgano en específico y luego introduciendo las células madre pluripotentes inducidas.
El investigador reconoció, sin embargo, que el procedimiento no será fácil pues en ocasiones anteriores se ha mostrado la dificultad de que las células humanas puedan crear un órgano en otro animal; sin embargo, puntualizó que experimentará con las iPS en diferentes etapas con el fin de determinar cuáles son los límites de desarrollar células humanas en embriones animales.