El presidente Emmanuel Macron convocó este viernes una nueva reunión de crisis tras una tercera noche de disturbios en Francia, en reacción al joven baleado por la policía, que dejó más de 650 detenidos y unos 250 agentes heridos.
Edificios públicos atacados, tiendas saqueadas, vehículos incendiados... Muchas ciudades de Francia, en especial en la región de París, vivieron de nuevo protestas violentas, pese a los 40.000 policías y gendarmes desplegados.
“Nuestros policías, gendarmes y bomberos han hecho frente de nuevo, con valentía, a una violencia inusual. Siguiendo mis instrucciones de firmeza, practicaron 667 detenciones”, tuiteó el ministro del Interior, Gérald Darmanin.
Según su ministerio, 249 policías y gendarmes resultaron heridos, ninguno de ellos de gravedad. Macron convocó una reunión de crisis en París, la segunda en dos días, que le obliga a acortar su participación en una cumbre en Bruselas con sus homólogos de la Unión Europea (UE), indicó la presidencia francesa.
Antes de ese encuentro, la primera ministra, Élisabeth Borne, reunió en la mañana a los ministros de Interior, Justicia, Territorios y Ciudad, y denunció unos actos “insoportables e inexcusables”.
En París, varias tiendas del centro comercial Les Halles y en la turística y comercial calle Rivoli, que lleva al museo Louvre, fueron “vandalizadas”, “saqueadas” o “incendiadas” durante la noche, dijo un alto cargo policial.
Los participantes en las protestas también atacaron por segunda noche consecutiva comisarías, como en Pau (suroeste), ayuntamientos, como en Lille (norte), o escuelas, como en Amiens (norte).
En la barriada Pablo Picasso de Nanterre, donde vivía Nahel, la tercera noche de altercados dejó de nuevo vehículos incendiados, disparos de cohetes e incluso una sucursal bancaria incendiada, constató una periodista de la AFP.
La violencia estalló el martes en los suburbios de París y se extendió por Francia tras la muerte ese día de Nahel, de 17 años, por un disparo a quemarropa de un agente durante un control de tránsito en Nanterre, al oeste de la capital.
Los hechos, que quedaron registrados en vídeo, relanzaron el debate recurrente de la violencia policial en Francia, donde en 2022 trece personas murieron en circunstancias similares a las del joven.
“No culpo a la policía”
El jueves, una marcha en homenaje a Nahel en Nanterre, en la que participaron 6.200 personas a llamado de su madre Mounia, sirvió para hacer oír la rabia y el miedo contra unas fuerzas del orden vistas como racistas y violentas.
“No culpo a la policía, culpo a una persona: la que quitó la vida a mi hijo”, dijo el jueves por la noche a la cadena France 5 Mounia, para quien el agente “vio un rostro árabe, un pequeño chaval, y quiso arrebatarle la vida”.
La justicia decretó prisión preventiva por homicidio voluntario para el agente, de 38 años, quien, según su abogado, estaba “extremadamente conmocionado” por la violencia del video difundido de los hechos.
“Las primeras palabras que pronunció eran para pedir perdón y las últimas palabras que pronunció eran para pedir perdón a la familia” de la víctima, declaró el letrado Laurent-Franck Liénard en la cadena BFMTV.
El drama recuerda a los disturbios que estallaron en 2005 en los suburbios de las grandes ciudades, después de que dos adolescentes perdieran la vida electrocutados cuando huían de la policía en Clichy-sous-Bois, al noreste de la capital.
El ejecutivo afronta una situación delicada, después de que sus críticas a la actuación policial causaran malestar entre los sindicatos de policía, y busca conjugar la firmeza ante los disturbios con un apaciguamiento de la tensión.
La oposición de derecha y extrema derecha, que apela a la “presunción de inocencia” de los agentes, pidió al gobierno del centrista Macron que declare el estado de emergencia, como se hizo en 2005.
*Con información de AFP