Pedro Pablo Aguilera, ciudadano cubano que se desempeña como docente de humanidades en la Universidad Santiago de Cali, brinda su punto de vista sobre las inéditas y multitudinarias protestas en contra del gobierno que lidera Miguel Díaz-Canel Bermúdez.
"Es el pueblo, no es un problema ideológico", subraya el docente.
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¿Quiénes son los que están protestando hoy en las calles cubanas?
Está protestando la gente. Esto no tiene distingo: son jóvenes, hombres y mujeres en todo el país. Es algo inédito, porque en 62 años de Gobierno socialista, nunca había pasado. Lo más cercano fue una protesta muy focal y limitada, conocida como ‘El Maleconazo’, a mediados de los años 90. Esto es algo que ha surgido espontáneamente, en innumerables pueblos y ciudades de todo el país. Es el pueblo, no es un problema ideológico. Es decir, lo que está en juego, más que la tradicional mirada del comunismo o no comunismo, es un problema de Derechos Humanos fundamentales.
¿Y a qué se debe esa inconformidad?
En estos momentos es la tormenta perfecta: por un lado, económicamente, Cuba tiene una crisis total. El propio Gobierno dijo ayer que no tiene dinero para comprar vacunas. O sea, están quebrados. Lo único que sostenía el Gobierno eran el turismo y las remesas de las familias, pero estas fueron cortadas por el Gobierno norteamericano. Además, por disposiciones del propio Gobierno cubano, está obligando a que no sean en dólares sino en euros.
Por otra parte, está la caída de turismo por la pandemia, deja de entrar mucho dinero al país. Y está la propia pandemia: una mala gestión de política de salud pública los hizo confiarse y creer que tenían controlado el coronavirus, y el nivel de contagio, viendo las proporciones de Cuba demográficamente, son muy preocupantes, y está el problema de que la expectativa que se ha creado con las vacunas cubanas ha sido muy grande dentro del propio país, pero la gente está viendo que se sigue enfermando, aunque ya hay siete millones de cubanos vacunados.
Eso ha creado dudas muy grandes y entre hambre, crisis económica y una situación desesperada de apagones que están siendo violentos, a tal punto que se han muerto doce personas en un hospital en La Habana por ellos, hay algo químicamente explosivo.
¿Qué puede pasar ahora en la isla?
Los cubanos ya saben que no pueden depender de lo que le manden sus familiares y amigos de afuera y tienen que resolver las cosas adentro. Pero, además, el Gobierno cubano cometió una ingenuidad al abrir internet, porque ahora todo el mundo en la isla está interconectado y sabe lo que está pasando en cada parte del país y eso ha favorecido la acción conjunta y que la gente diga: ‘si estos pudieron, nosotros también’, y por eso han salido a la calle y se pueden asumir ahora acciones conjuntas, muy espontáneas e incluso hasta ingenuas, pidiendo libertad y la renuncia al Presidente impuesto.
¿Cómo cree que responderá el régimen cubano a esas protestas?
Se puede esperar una represión desmedida. El Presidente ha calificado a los que reclaman el derecho a la protesta social como mercenarios y como enemigos y ha dado la orden pública y desvergonzadamente de que salgan no solo el Ejército y las tropas especiales antimotines, sino los grupos paramilitares, constituidos por las organizaciones políticas del sistema, como el Partido Comunista, el Sindicato de Trabajadores de Cuba, la Federación de Mujeres de Cuba y los comités de Defensa de la Revolución, que conforman brigadas de respuesta rápida y tienen licencia, para asaltar, golpear y matar, si fuera necesario, mientras esperan un resultado mágico con las vacunas cubanas.
¿Y qué posición espera que asuma el Gobierno de Estados Unidos?
El Gobierno demócrata, que todo mundo creía que iba a tener una posición de nuevo acercamiento, como lo tuvo Obama, siendo Biden el vicepresidente, no ha hecho nada al respecto. El Gobierno de Biden no solo ha ratificado la política de Trump con respecto a Cuba, sino que la ha endurecido. O sea, Cuba regresa a la lista de países que estimulan el terrorismo y no espero, porque sería políticamente muy negativo, que el Gobierno norteamericano intervenga directamente en Cuba.
Quizás va a promover algo, pero que sean otros países, nunca ellos directamente. Por un seguimiento que le hecho a la Embajada norteamericana en La Habana y al propio Departamento de Estado, ellos están pidiendo que las protestas sean pacíficas, nada de violencia y dicen que esperan que la situación se resuelva pacíficamente. Desde el Departamento de Estado, aunque tiene mucha presión de los políticos de origen cubano, sencillamente dicen que están monitoreando la situación, pero no van a tomar medidas. Los norteamericanos están más preocupados por solucionar los problemas internos de su país que por colocarse en una aventura, ya no son tiempos de ese tipo de intervenciones.