La investigación en torno a este trágico caso se enfoca en descubrir los motivos detrás de las transferencias financieras entre el cirujano colombiano y el joven chef, y cómo estas podrían estar relacionadas con el espeluznante asesinato que ha conmocionado a todos.
El caso de Daniel Sancho y el asesinato de Edwin Arrieta en Tailandia sigue siendo una trama llena de giros y misterios que despiertan la atención de la opinión pública. Con cada nuevo día, emergen detalles sorprendentes que arrojan luz no solo sobre el siniestro crimen cometido, sino también sobre la compleja relación entre esta extraña pareja.
Aunque se ha hablado de sus negocios en conjunto, aspectos aún más intrigantes emergen, como la revelación de sus planes de convivir en Madrid o el reciente descubrimiento de grandes sumas de dinero transferidas entre ambos.
Millonarias transacciones
Recientemente, desde el programa televisivo “Fiesta del verano”, se ha revelado que Edwin Arrieta realizaba mensualmente transferencias de 25.000 euros a Daniel Sancho. Esta considerable cantidad de dinero se cargaba directamente a la tarjeta de crédito del cirujano colombiano y llegaba directamente a manos del joven chef. Una cifra que acumula la impresionante suma de 300.000 euros al año.
Estas transacciones monetarias ahora están bajo el escrutinio de la investigación tailandesa. La razón detrás de estos pagos tan regulares y substanciales podría ser la clave para desentrañar el verdadero motivo detrás del asesinato, un enigma que la policía está desesperada por resolver. La versión ofrecida por el autor confeso del crimen no cuadra del todo, lo que ha alimentado las sospechas de la participación de una tercera persona en este siniestro suceso.
Le recibió plata días antes de matarlo
Un detalle relevante es que el último pago de Edwin Arrieta a su pareja, quien más tarde se convertiría en su asesino, se realizó en la misma semana en la que se perpetró el crimen. Este hecho contradice la versión presentada por Daniel Sancho en su defensa, donde afirmaba que el cirujano le había entregado 100.000 euros como apoyo para abrir su propio negocio de restauración. Este supuesto donativo, dado tras un año de relación, se encuentra ahora en el centro de la pesquisa policial.
Tenían planes de vivir juntos
Además de los aspectos financieros, también se están investigando los numerosos viajes realizados por Edwin Arrieta y Daniel Sancho durante su relación. Aunque la pareja había planeado trasladarse a Barcelona y luego a Madrid, también disfrutaron de momentos juntos en lugares como Ibiza y Segovia, incluso compartiendo experiencias como montar a caballo. Sin embargo, tras esta aparente cordialidad, en Tailandia todo llegó a su fin.
A pesar de que Daniel quería poner fin a la relación, el miedo a las supuestas amenazas que había recibido de su pareja lo llevó a tomar la escalofriante decisión de quitarle la vida y desmembrar su cuerpo en 14 partes, esparciendo los restos por la isla en vertederos, contenedores de basura e incluso el mar. Este macabro crimen todavía es objeto de muchas interrogantes que quedan por resolver.
Así sería la pena de Daniel Sancho por matar al médico colombiano Edwin Arrieta
Las autoridades tailandesas han reafirmado su intención de buscar la pena máxima para Daniel Sancho, que en este caso sería la pena de muerte.
Según las leyes del país, esta sentencia puede llevarse a cabo a través de métodos como el fusilamiento o la inyección letal, procedimientos similares a los utilizados en Estados Unidos.
Surachate Hakparn, subdirector de la Policía de Tailandia, afirmó: “Hemos consultado al fiscal sobre algunas de las pruebas y son lo suficientemente consistentes como para acusarle de asesinato premeditado, lo que conlleva la pena de muerte”.
Ahora, el fiscal encargado del caso llevará a cabo un minucioso análisis de la evidencia y determinará la pena que solicitará durante el juicio. Esta decisión tiene implicaciones profundas y podría llevar a Sancho a enfrentar una de las dos opciones que Tailandia ofrece para la pena de muerte: fusilamiento o inyección letal.