Los bomberos consiguieron frenar parcialmente el gran incendio forestal que desde el viernes arrasa California, gracias a una ligera mejora de las condiciones climáticas.

El fuego se originó en el condado Mariposa, a los pies de la cordillera Sierra Nevada y ahora amenaza el Parque Nacional de Yosemite.

Por el momento, el incendio Oak es el mayor de la temporada en el estado de la costa oeste de Estados Unidos. La ola de calor y las condiciones de sequía favorecieron su propagación.

Las llamas, de varios metros de altura, ya han devorado más de 7.000 hectáreas y 41 estructuras desde el viernes, lo que ha forzado la evacuación de miles de residentes de la región.

Casi 3.000 bomberos trabajan en la extinción y han logrado contener más de una cuarta parte del incendio. Además de camiones y estructuras en tierra, más de 20 helicópteros contribuyen en la extinción desde el aire.

Los equipos desplegados en el área esperan que las llamas alcancen zonas menos combustibles, puesto que otros incendios ya redujeron a cenizas las ramas y hojas que a menudo actúan como revulsivo del fuego.

"Si alcanza la cicatriz del incendio Fergunson, el fuego se reducirá un poco porque hay menos combustible ahí", dijo a la AFP Jonathan Pierce, portavoz del incendio Oak.

Los bomberos trabajan en un terreno escarpado con condiciones topográficas complejas y durante varios días bajo altas temperaturas y sequía.

Durante la noche del lunes, los niveles de sequedad disminuyeron ligeramente al tiempo que la humedad monzónica comenzó a entrar, según reportaron las autoridades.

Calificado de "megaincendio", las llamas del Oak son una de las manifestaciones de una ola de calor que azota varias partes de Estados Unidos desde el viernes.

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El impacto del calentamiento global es visible también en estados centrales del país como Kansas, Oklahoma y Missouri, que registraron temperaturas próximas a los 40ºC.

La temporada de fuego comenzó temprano en California con el incendio Washburn, también en las inmediaciones del Parque Nacional de Yosemite, que amenazó a las colosales secuoyas de miles de años de edad y devoró casi 2.000 hectáreas de bosque.