Fuentes de inteligencia de la Casa Blanca y del Servicio Secreto aseguran que el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, no está bien. Solo consigue conciliar el sueño después de las tres de la madrugada y durante el día una y otra vez les pide a sus asesores que le lleven hamburguesa y Coca Cola.
Pero como su menú favorito parece que ya no es suficiente para calmar sus nervios, ahí está la terapia del Twitter. En una sola desvelada puede alcanzar escribir hasta diez tuits, sobre todo para hacerle frente a los ataques de la prensa que, para más desesperación del magnate, la semana pasada, y por cuenta de The New York Times, dejó en evidencia ante el mundo que alguien de su círculo más cercano lo está traicionando.
La situación ha llegado al extremo de que el jefe de gabinete, John Kelly, tuvo que limitar las horas en el que el Mandatario estadounidense tiene acceso a los medios de comunicación para que no esté tan tensionado.
Y la razón de esa angustia es que podría estar durmiendo con el enemigo. Algún funcionario de la Casa Blanca, alguno de sus asesores e incluso un miembro de su propia familia.
Federico De Jesús, exdirector de Comunicaciones del expresidente Barack Obama y actual presidente de la firma de consultoría política FDJ Solutions en Washington DC, afirma que “la Presidencia ha sido tan errática, que los propios integrantes de la Casa Blanca sienten que es su deber patriótico desobedecer las órdenes de Trump”.
Entonces, lo que está sucediendo es que algunos asesores del Jefe de Estado están colaborando con la supuesta resistencia interna y salen a denunciarlo a la luz pública y a pedirle al Congreso que tome cartas en el asunto en el propósito de revocarle su mandato.
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De Jesús sostiene que la situación es preocupante, “no solo porque se están desobedeciendo las órdenes del Mandatario al interior de la Casa Blanca, sino porque se presenta una amenaza a la seguridad nacional del país”.
En efecto, la crisis se agravó cuando The New York Times publicó un artículo anónimo criticando a quien al está al frente de la Presidencia de la primera potencia del mundo, que tituló ‘Yo soy parte de la resistencia interna de la Administración de Trump’.
El artículo fue escrito un día después de que saliera a la luz un adelanto de ‘Miedo: Trump en la Casa Blanca’, el libro del veterano periodista Bob Woodward, quien ayudó a desenmascarar el escándalo del ‘Watergate’, que terminó con la renuncia del entonces presidente Richard Nixon.
Si bien la revelación de secretos y la filtración de información confidencial a los medios de comunicación no es un tema nuevo, “esto no tiene precedentes en la era moderna”, asegura el exasesor de Obama.
Y, al igual que la mejor novela o serie de televisión de crímenes, la situación parece que no terminará allí. El Mandatario estadounidense se ha obsesionado tanto con el tema de la posible traición, que ha ordenado una investigación oficial al fiscal general de la Nación, Jeff Sessions.
Incluso, al mejor estilo de House of Cards, la serie estadounidense de drama político, algunos rumores indican que el ‘judas’ sería el propio vicepresidente Mike Pence, quien estaría buscando obtener el respaldo necesario del Congreso de la República para sacar a Trump y quedarse él en la Casa Blanca.
Sin embargo, Pence, que al día siguiente de la publicación del artículo se apresuró a rechazar que él fuera el autor, también quiso contrarrestar los comentarios sobre la profesionalidad su jefe tras la salida al mercado del libro de Woodward.
“Este Presidente es duro y exigente. Quiere las cosas hechas para ayer y creo que esa es una de las razones por las que hemos logrado tanto en tan poco tiempo”, dijo el Vicepresidente en una entrevista al programa ‘Face the Nation’, de la cadena CBS.
Pero la intriga sobre quién pudo escribir el artículo no solo ronda el Gobierno, también a la prensa norteamericana que hace su propio trabajo de investigación para poder desvelar el anhelado nombre.
Lo que sí es cierto es que las acusaciones están dirigidas a un republicano instalado en la propia sede del Ejecutivo. “Mis sospechas son que puede ser alguien de la Casa Blanca, ya sea del equipo de Comunicaciones o del Consejo de Seguridad Nacional, porque la información publicada en el NYT es confidencial y es de carácter federal”, indica De Jesús.
Así, la especulación que hoy por hoy desborda a Washington no solo apunta al Vicepresidente. También están bajo sospechas el Jefe de Gabinete, el equipo de Comunicaciones y hasta la propia familia del magnate.
Lo cierto es que Trump no va a poder dormir tranquilo hasta que logre dar con el responsable de que se esté exponiendo públicamente el caos que actualmente se vive al interior de la Casa Blanca.
Así las cosas, existen dos posibles desenlaces para esta novela: o el Gobierno estadounidense retoma las riendas de su poderío y envía un contundente mensaje durante las elecciones de noviembre próximo sobre lo inaceptable de hacer señalamientos al Presidente o la zozobra continuará y tenderá a agravarse.