A través de las redes sociales quedó en evidencia un difícil acontecimiento que se vivió en medio de la escalada de uno de los puntos más populares del Monte Everest, en la montaña conocida como la K2, cuando más de cien alpinistas estaban tratando de lograr la cumbre y tuvieron que continuar su camino y dejar atrás a uno de los guías, quien falleció tras la inasistencia.
Según indicó el medio The Telegraph, se trataba de Mohammed Hassan, un guía pakistaní que falleció en medio de su labor a unos 8.000 metros de altura. Sin embargo, la logística para recuperar el cuerpo es muy arriesgada por lo que el cadáver se mantiene en ese lugar desde el evento trágico.
El “equipo hizo todo lo posible para salvar a Hassan, pero las condiciones eran demasiado peligrosas para trasladarlo. Intentamos levantarle durante una hora y media y mi camarógrafo se quedó una hora más para cuidarle. En ningún momento se le dejó solo. Dadas las condiciones, es difícil imaginar cómo podría haberse salvado. Cayó en la parte más peligrosa de la montaña por lo angosto del sendero y las malas condiciones de la nieve”, indicó la alpinista noruega Kristin Harila.
Por su parte, el alpinista Carlos Soria agregó sobre el hecho al medio Antena 3 que, “a 8.000 metros nadie está capacitado, o muy difícilmente, para levantar un cadáver”, por lo que el cuerpo se quedó ahí.
Los cambios en el Everest
La comercialización del turismo de montaña ha llevado también pilas de basura a las cotas más altas del planeta, especialmente al Everest.
Con un récord de 150 ascensos en la pasada temporada, el K2 está entrando en la misma dinámica.
“Las compañías comerciales llevan más equipo”, explica el ecologista del parque nacional, Yasir Abbas, que dirigió una campaña para recoger 1.600 kilos de desechos del K2 en 2022.
“Lo que sube, debe bajar”, afirma. “La gente que limpia el K2 arriesga su vida por el medioambiente”.
No se trata de limpieza, sino también de compañerismo. Las cuerdas abandonadas pueden confundir a otros equipos y apartarlos de la ruta. Las tiendas abandonadas fuerzan al resto de alpinistas a buscar lugares más expuestos a los elementos. Las botellas abandonadas de oxígeno son un peligro añadido a la merced de la gravedad y el viento.
“Aquí, en el K2, si hay un error, caes. Y si caes, caes hasta el final”, dice David Sherpa, un alpinista de 33 años que lideró un equipo nepalí en la limpieza de 200 kilos de residuos del K2 antes de pasar el relevo a Sajid a mediados de julio.
Hallan cuerpo de alpinista desaparecido en 1986
El deshielo de los glaciares en el mundo llevó a que el nivel del mar aumentara en un 30 % en los últimos 70 años. Las consecuencias del cambio climático son cada vez más evidentes, pues el retroceso de los glaciares, incluso, saca a la luz los cuerpos de montañistas que murieron hace décadas.
Los restos de un escalador alemán desaparecido desde 1986 fueron encontrados en un glaciar de los Alpes suizos, informó la policía cantonal del Valais esta semana. El hallazgo ocurrió el 12 de julio, cuando un grupo de alpinistas detectó un cuerpo junto a varias piezas de equipaje en el glaciar de Teódulo, ubicado en el sur de Suiza.
Estos restos fueron transportados al servicio de medicina forense del Hospital del Valais en Sion, para examinarlos. Tras las pruebas, la Policía indicó que “una prueba de ADN permitió establecer que se trataba del alpinista desaparecido desde septiembre de 1986″.
El montañista, de nacionalidad alemana, tenía 38 años en aquel entonces. Tras su desaparición, se efectuaron labores de búsqueda que no dieron resultado.
Suiza y su ecosistema montañoso se están viendo particularmente afectados por el cambio climático. La situación de los glaciares suizos es dramática: perdieron el 6 % de su volumen de hielo entre 2021 y 2022, en comparación con un tercio entre 2001 y 2022.
*Con información de AFP.