Pese a la promesa rusa de desescalada, Washington acusó este miércoles al Kremlin de enviar al menos 7.000 militares más a la frontera con Ucrania, en momentos en que el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, prometió que su país resistirá cualquier eventual invasión.
"En los últimos días, Rusia ha incrementado su presencia a lo largo de la frontera ucraniana con hasta 7.000 soldados, algunos de los cuales llegaron hoy", dijo un alto funcionario de la Casa Blanca, en condición de anonimato.
Moscú, explicó, puede "en cualquier momento" lanzar una operación que le serviría de "pretexto falso" para invadir Ucrania, como una falsa "incursión" en territorio ruso.
"Esperamos que el mundo esté listo", advirtió.
En tanto, el presidente ucraniano asistió a unas maniobras militares cerca de Rivné, en el oeste, donde una hilera de vehículos fueron destrozados por misiles y varios blindados efectuaron disparos en medio de un páramo amarillento.
Después, viajó a la ciudad de Mariúpol, la última ciudad del este bajo control del gobierno. Está considerada como uno de los territorios bajo amenaza en caso de una invasión, ya que está a unos 20 kilómetros de donde operan los separatistas prorrusos que mantienen un conflicto armado.
"No tenemos miedo de ninguna eventualidad, no tenemos miedo de nadie, de ningún enemigo", dijo Zelenski, que lucía un abrigo verde de estilo militar. "Nos defenderemos nosotros mismos".
"Protejan su país", insistió.
En solidaridad con Zelenski, hasta Mariúpol se desplazaron también el embajador de la Unión Europea en Ucrania, Matti Maasikas, y los embajadores de España, Estonia, Polonia y Alemania.
Pero el presidente ucraniano negó haber observado ningún indicio de que las tropas rusas se estén retirando.
"Estamos viendo pequeñas rotaciones. No llamaría a esas rotaciones una retirada de las fuerzas por parte de Rusia", comentó a la televisión. "No vemos ningún cambio", agregó.
Con motivo del "Día de la Unidad" decretado este miércoles, muchas calles de Kiev se llenaron de banderas, y en algunas escuelas de la capital se organizaron ejercicios de evacuación.
Unas manifestaciones patrióticas que coincidieron con el llamado del Kremlin para unas "negociaciones serias" con Estados Unidos, mientras que los líderes europeos seguían pidiendo una solución negociada a la crisis.
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"La nueva normalidad"
El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, que presidió una reunión de los ministros de Defensa de la Alianza en Bruselas, descartó que la amenaza en la frontera haya disminuido, después de que Rusia afirmara que comenzó a retirar a sus soldados.
El responsable anunció que la OTAN reforzará sus defensas en el este de Europa con más despliegues en sus países miembros fronterizos con Ucrania.
Este miércoles, centenares de paracaidistas de Estados Unidos llegaron al aeropuerto de Rzeszow, en Polonia, un país miembro de la OTAN.
"No hemos constatado ninguna desescalada en el terreno por ahora. Al contrario, parece que Rusia sigue reforzando su presencia militar", indicó Stoltenberg.
El mismo mensaje lanzaron tras una llamada telefónica el presidente estadounidense Joe Biden y el canciller alemán Olaf Scholz, indicando que "no se ha observado una retirada significativa de tropas rusas" y pidiendo a Moscú "medidas reales de desescalada".
El primer ministro británico, Boris Johnson, dijo que había "pocas pruebas" de una retirada rusa. Tras una llamada telefónica con el Secretario General de la ONU, Antonio Guterres, los dos líderes coincidieron en que una invasión rusa tendría consecuencias "catastróficas".
Los líderes de la Unión Europea tienen previsto participar en una reunión el jueves en la que tratarán sobre la situación en Ucrania.
De su lado, la vicepresidenta de Estados Unidos, Kamala Harris, se reunirá el sábado con Zelenski al margen de la Conferencia de Seguridad en Múnich, indicó un alto funcionario de la Casa Blanca.
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Apuesta diplomática
El despliegue de más de 100.000 soldados rusos en la frontera con Ucrania había sido catalogado por Estados Unidos como un riesgo de una invasión inminente.
Los occidentales advirtieron que impondrían unas sanciones económicas masivas a Rusia en caso de ofensiva, algo que el Kremlin negó querer hacer.
El ejército ruso anunció que había terminado sus ejercicios y que sus soldados se estaban marchando de la península anexada de Crimea, en el sur de Ucrania, publicando un video que muestra una retirada de tropas y arsenal militar en un tren.
Bielorrusia también afirmó que todos los soldados rusos desplegados en su territorio en el marco de unas maniobras abandonarán el país el 20 de febrero, en cuanto terminen los ejercicios.
Biden receló del anuncio, pero se declaró abierto a hallar una solución diplomática, un anuncio aplaudido por el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov.
"Que el presidente de Estados Unidos también haya expresado su disposición a unas negociaciones serias es algo positivo", afirmó Peskov, que también desvinculó a Rusia del ciberataque sufrido en la víspera por Ucrania.
El gobierno ruso lamenta que los occidentales hayan rechazado sus principales exigencias, como que la OTAN termine con su política de expansión y que prohíba una eventual incorporación de Ucrania a la alianza, y la retirada de la infraestructura militar de la OTAN de Europa del Este.
Los occidentales propusieron abrir un diálogo sobre temas como el control de armamento.