El extremismo político gana espacios en Colombia. En las filas femeninas del petrismo escuché a una burguesa universitaria, con carro y fino celular, decir esta ‘boutade’: “No creo en la genialidad del señor Trump, ni en la de Marco Rubio, ni en la belleza de la señora Trump, que tiene catorce cirugías encima, ella se gasta millones de dólares en ropa costosa en las tiendas neoyorquinas”.
Un grupo de petristas sensatos analizó la bronca entre el presidente Petro y el gobernante de USA, ese rubio y gordo, grande y multimillonario con mujer hermosa que firma ‘Melania Trump’. A uno de los que debatían le pedí una síntesis y me la hizo sin molestarse: “Quienes con furia hoy atacan al presidente Petro, deben saber que están en el sitio equivocado de la historia, se alinearon al lado del imperialismo yanqui cuando la ultraderecha gringa ataca a nuestro presidente Petro”.
Le gusté a ese grupo que tomaba café-café en una cafetería del centro bogotano. Me invitaron a oírlos y les acepté. El menos tímido sacó su pólvora verbal y dijo con mucha pedantería: “Los histéricos del antipetrismo se portan cobardemente, apoyan a los fascistas de la ultraderecha que combaten este gobierno popular de izquierda que lucha por una reforma agraria y una reforma de la salud que sirvan a las clases populares”. Para oírlo me llené de paciencia porque esos lugares comunes, esos programas que sueñan desde los ideólogos de la izquierda, los vengo escuchando hace años y poco les creo.
Este coscorrón trinero circula en las redes y vino de un colectivo petrista y dice: “El imperialismo yanqui quiere aplastar a Petro y su política de servicio al pueblo, igual hace con Venezuela y de carambola sabotea la economía cubana”. Por eso en las redes circula un letrero: “Vamos Petro, con Cuba y Venezuela vamos a la lucha y a los gringos dales duro”. Me olvidan esa consigna. El imperialismo yanqui es poderoso.
El uribismo en pleno, María Fernanda Cabal, Paloma Valencia y Miguel Uribe vienen denunciando que el concierto musical que hará en Bogotá el petrismo gobernante, costará casi cuatro mil millones. Excluyeron a los artistas de Colombia y esos millones serán para un extranjero. ¿Y por qué no escogieron a un artista colombiano? Por antipáticos, hay muchos iracundos porque los negrearon.