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Congelamiento de Usaid

A corto plazo, países de América Latina, incluyendo Colombia, podrían fortalecer sus relaciones con China, no solo en comercio, sino también en asistencia económica...

5 de febrero de 2025 Por: Mario Carvajal Cabal
Mario Carvajal
Mario Carvajal | Foto: El País

El 25 de enero, el presidente Donald Trump firmó una orden ejecutiva congelando la ayuda internacional de Estados Unidos a países de todo el mundo, exceptuando a Israel y Egipto. Esta decisión responde a su promesa de garantizar que la asistencia exterior se alinee con su agenda política. Además, esta medida hace parte del esfuerzo liderado por Elon Musk, a través del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE, por sus siglas en inglés), de garantizar mayor eficiencia en el gasto público y evitar lo que él y Trump consideran un despilfarro innecesario.

Recientemente, el dueño de Tesla, X y SpaceX afirmó en un trino que Usaid era una organización criminal, evidenciando su desprecio por esta agencia. Adicionalmente, el gobierno Trump le ha prohibido a los funcionarios entrar a la sede en Washington el 3 de febrero y de comunicarse con los contratistas en Colombia. Días después, Marco Rubio afirmó que él era el director encargado de la agencia de cooperación, a pesar de que durante seis décadas esta ha sido una entidad independiente.

Esta postura abiertamente hostil contra Usaid tendrá un impacto significativo en Colombia. En 2024, Estados Unidos destinó más de 300 millones de dólares (equivalentes a 1,3 billones de pesos colombianos) para programas de migración, cambio climático, biodiversidad, equidad de género, infancia, asistencia médica y alimentaria, entre otros.

Según la revista Cambio, en Colombia hay diez operadores logísticos que gestionan 66 programas sociales financiados a través de esta entidad. Además, según Financial Tracking, el 76 % de la cooperación humanitaria que recibió Colombia en 2024 provino de Estados Unidos vía Usaid.

Trump, Musk y sus aliados, incluido el secretario de Estado Marco Rubio, ignoran que la congelación de la asistencia extranjera podría generar efectos negativos para los intereses geopolíticos de EE. UU. A corto plazo, países de América Latina, incluyendo Colombia, podrían fortalecer sus relaciones con China, no solo en comercio, sino también en asistencia económica, reduciendo la influencia de Washington en la región.

En segundo lugar, EE. UU. transformaría su cooperación internacional de una herramienta de soft power, basada en la obtención de objetivos geopolíticos mediante la influencia cultural y valores políticos y democráticos, a una de hard power, donde el apoyo sería utilizado como arma geoeconómica. En este caso, la ayuda internacional se convierte en una herramienta más de presión sobre un Estado para actuar de manera acorde a los intereses geopolíticos o la visión política, de corto plazo, del mandatario estadounidense.

La transformación de esta ayuda, y su congelamiento, que son vitales para la lucha contra la corrupción y el crimen organizado, la protección ambiental, la atención a migrantes y el funcionamiento de la JEP, entre otros, afectará la imagen de EE. UU. en Colombia. Su abdicación como principal socio de cooperación no solo afectará las relaciones diplomáticas, sino que podría aumentar la migración hacia el norte, recrudecer el conflicto en Colombia y consolidar a China como un actor clave en la región. Ninguno de estos escenarios favorece a EE. UU., pero la visión miope de ‘America First’ de la administración Trump podría derivar en escenarios geopolíticos adversos para Washington.

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