El doctor Miguel Polo Rosero es un abogado conservador de reconocida trayectoria en diversos despachos judiciales. Fue integrante de la UTL del exsenador Germán Vargas Lleras; fue también auxiliar de dos exmagistrados de la Corte Constitucional, y últimamente del magistrado Vladimiro Fernández, quien llegó a esa Corte designado por Gustavo Petro, luego de haber sido secretario jurídico de la Presidencia.

Eso bastó para que se le viniera el mundo encima, acusándolo de que al asumir las funciones, sería ficha del gobierno, lo que lo conduciría al prevaricato.

Solo en Colombia se da una villanía semejante. Una vida consagrada a la recta aplicación de las normas constitucionales y legales se pretende enlodar por el odio al presidente.

Esta es Colombia, Pablo, le dijo el poeta Jorge Rojas a su colega Neruda. Un país lleno de insensatos, digo yo.

***

Murió Leonor González Mina, la Negra Grande de Colombia, que llevó nuestras canciones a varios escenarios del mundo. En París, en Moscú, en Madrid, en Buenos Aires, en México, su registro vocal fue escuchado y aplaudido por los más exigentes auditorios. Con 90 años, cumplidos en junio, murió en un hogar de retiro en Cali, con el triste recuerdo de su hijo Candelario Cabezas, muerto a los 35 años, percusionista mundialmente reconocido.

Me inclino reverente ante la tumba de una de nuestras máximas artistas del canto.

***

Siempre consideré imposible llevar al cine una novela tan compleja como Pedro Páramo, la obra cumbre del mexicano Juan Rulfo, porque llevar a la pantalla a esos personajes que van y vienen de esta vida mortal a la otra, juzgaba difícil redactar el guion.

No vi la versión con guion de Carlos Fuentes. Ahora en Netflix aparece un Pedro Páramo muy bien logrado, con magníficas actuaciones de quienes figuran en los créditos.

Ojalá lo mismo suceda con el próximo estreno en Netflix de ‘Cien años de soledad’, que estimo más difícil de filmar que la novela de Rulfo, porque los personajes creados por Gabriel García Márquez son más complejos de interpretar que los imaginados por el mexicano.

Supongo que los hijos de nuestro Nobel han tomado las precauciones necesarias para que resulte infundado el temor del ilustre padre que no aceptó vender los derechos para que la saga de los Buendía se filmara, por la cantidad de caracteres, que hacen de su obra una de las mejores novelas escritas en español, desde Cervantes hasta hoy.

***

Con generosas dedicatorias, Gustavo Álvarez Gardezábal me hace llegar las recientes ediciones de ‘Los míos’ y ‘El último gamonal’, dos novelas suyas que, desde luego, yo había leído cuando fueron publicadas.

He regresado a ellas, y al volver la memoria, entiendo por qué ‘Los míos’ desató la iracundia contra mi querido paisano, porque en ella narra las vidas de varias familias de la burguesía vallecaucana, dueñas de un inmenso poder económico y político.

Y la otra recrea la vida de Leonardo Espinosa, el gamonal godo del municipio vallecaucano de Trujillo, que desató cruel persecución contra los liberales, y los que no murieron tuvieron que abandonar el pueblo a mediados del siglo pasado.

Gustavo, con esa vitalidad que lo caracteriza, ya anuncia que pronto aparecerá nueva novela. Sus fieles lectores la esperamos ansiosos.