Generalmente no leo los ‘reenviados’ del WhatsApp, pero siempre he tenido una curiosidad infinita sobre el ombligo y su hilo desde Adán y Eva, o desde el primer chimpancé. Si no fuera por esta cuerda misteriosa que nos une a todos los habitantes de este planeta, simplemente no existiríamos. Creo que tampoco haríamos falta. El Planeta Azul estaría intacto. Con nosotros llegaron la basura, la depredación, la sangre, el dolor, la contaminación y todos los desastres. Estoy convencida de que el Paraíso se acabó cuando el chimpancé se volvió homínido.
Me llegó este. Lo quiero compartir, es misterioso e infinito:
“Qué interesante la cantidad de nuestros antepasados. Madre 1. Padre 1. Abuelos 4. Bisabuelos 8. Tatarabuelos 16. Trastatarabuelos 32. Pentabuelos 64. Hexabuelos 128. Heptabuelos 256. Octabuelos 512. Eneabuelos 1024. Decabuelos 2048.
En un total de 11 generaciones, 4094 ancestros. Todo esto en aproximadamente 300 años antes de que tú y yo naciéramos. Detente un momento y piensa. ¿De dónde salieron? ¿Cuántas peleas han peleado? ¿Por cuántas hambres han pasado? ¿Cuántas guerras han vivido? ¿Cuántas vicisitudes han sobrevivido?
Por otro lado, ¿cuánta fuerza, alegrías, estímulos en sus legados? ¿Cuánta fortaleza ha tenido que generar cada uno de ellos para que hoy estemos aquí nosotros? Sólo existimos gracias a todo lo que ellos vivieron.
¿Quién soy yo? Soy las manos de mi abuelo, las lágrimas de mi madre, la fuerza de mi padre, las bromas de mis hermanos. Soy la suma de todos”.
Nada de esto hubiera sido posible sin cordón umbilical, esa cuerdita que nos cortan al nacer y solo queda el puntito. Ese nudito en la mitad de la barriga, a veces hacia adentro, a veces brotado, generalmente sucio e ignorado. De vez en cuando escarbado con un palito de esos de los oídos, últimamente perforado con piercings. Dicen los expertos que dentro de él se albergan millones de bacterias que conviven en paz y alegría. Me imagino que si se alborotaran nos llevaría el mismísimo diablo en un santiamén.
La Iglesia Católica durante muchísimos años estuvo discutiendo si la Virgen habría tenido ombligo o no, porque se jugaban el cuento de la virginidad, tema importantísimo para fundamentar todo el machismo vaticano. Existen en los museos crucifixiones pintadas por grandes maestros en las que aparece Jesús sin ombligo y otras con ombligo. ¿Los ángeles que primero vinieron a la tierra tenían? Nunca se ha podido saber. Pero la mayor discusión que ha dado para libros enteros es si Adán tuvo ombligo. Pues entonces, ¿de dónde salió? Y la pobre Eva que se supone salió de una costilla. Averígüelo Vargas.
Personalmente no creo en esas teorías sobre ‘cortarse el cordón umbilical’ para ser adulto y ‘crecer emocionalmente’. Me parecen babosadas. Yo personalmente jamás me lo ‘corté’ emocionalmente, -físicamente me lo cortaron antes o inmediatamente después del primer berrido que lancé-. Es el único testimonio tangible que tengo de que pertenezco a la raza humana. A veces lo limpio, pero lo quiero y afirma mi Yo. Mi amor por mi papá y mi mamá, por los abuelos. Llego a lo mejor a los tatarabuelos y allí me pierdo en la fantasía.
¿Fueron corsarios? ¿Piratas? ¿Putas? ¿Castas? ¿Sumisas? ¿Rebeldes? ¿Gitanos? ¿Judíos? ¿Árabes? ¿Fenicios? Ni idea. Acepto el revoltillo. El misterio de ser como soy. Fruto de siglos y siglos de cordones umbilicales, los responsables de este maravilloso viaje por la vida, que aunque dure un segundo él, el cosmos seguirá a través del ombligo de mis hijos, nietos, biznietos, tataranietos etc., llevando un poco de mí hasta el fin del fin. Si es que hay fin...
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PD. Pregunta indiscreta. ¿Usted se limpia el ombligo? ¿Lo cuida? ¿Lo ignora? Ojo. Ese es su polo a tierra, lo demás son cuentos.