Hace mucho tiempo mi papá me dijo: “Entre dos muelas cordales nunca metas tus dedos pulgares”. Sabia lección. Trato de practicarla, aunque sin mucho éxito la mayoría de las veces. Mis impulsos primarios se me adelantan y la prudencia pierde terreno y pasa a segundo plano.
No pienso meterme en el desbarrancadero de lo que sucede aparentemente con la familia nuclear del Presidente. Un trago amargo que no le deseo a nadie. Le deseo de corazón que siga adelante. Además de padre de familia, es el gobernante de más de cuarenta millones de colombianos. El estadista tiene que primar sobre el pater familias. Suerte y sensatez al capear este temporal.
Siento enorme curiosidad de saber el porqué se lanzan tantos candidatos para la Alcaldía de Cali. Muchísimos sin tener ninguna experiencia administrativa, simplemente por pertenecer a algún partido que les pueda poner algunos voticos. Otros simplemente por figurar y de pronto meterse a como sea en alguna cuota burocrática del candidato ganador. Los populistas de siempre, que prometen el oro y el moro y engañan al electorado con mentiras y comprado votos. Espontáneos y espontáneas que se unen a esta manada. Solo esperan la orden de largada como en las carreras de caballos.
No dudo que entre esta manada diversa existan buenos candidatos, pero en general se tiran al río revuelto a ver qué pescan. Personalmente pienso revisar a conciencia cada propuesta. Comprobar qué es realizable y qué no. No me voy a dejar llevar por simpatías personales ni relumbrones de sirenas. Cali está en crisis. Crisis seria.
Esta administración ha tenido aciertos y deja una ciudad con parques recreativos necesarios. La mayoría de la gente no tiene más remedio que abarrotar los centros comerciales en sus días festivos o de descanso dominical. Y las eternas vacaciones de infantes o adolescentes a los que sus padres no los pueden llevar de viaje por sus ocupaciones diarias. Cali, esta ciudad de siete ríos, con un clima paradisiaco y pie de monte carece de lugares de recreación. En la larga educativa y social también deja logros muy importantes.
María Fernanda Penilla ha sido una funcionaria ejemplar. El Alcalde manejó la pandemia y el estallido social como debía, así algunos le endilguen los motes de ‘guerrillero’. No estoy de acuerdo con todos los ataques que ha recibido Jorge Iván Ospina. Palo porque boga y palo porque no boga. Antipatías personales han privado de objetividad a sus opositores.
Sigo con el tema de mi curiosidad: la Alcaldía es un potro difícil de manejar. Hace años postró la ciudad hasta dejarla inviable. Nadie parece recordar los años oscuros de John Maro, de Apolinar Salcedo y secuaces. La primera alcaldía de Jorge Iván despertó la ciudad, la removió, se hizo el túnel de la Avenida Colombia; el Bulevar, ahora orgullo de los caleños; expandió la malla vial al Oriente de la ciudad rescatándola del olvido de muchos que jamás van por esos lares. El Centro Educativo Nuevo Latir brindó educación a los jóvenes más vulnerables. Pensó en grande.
Ahora se destapa la manada. ¿Quién está preparado para asumir el liderazgo en esta ciudad tan polarizada, tan egoísta, tan poco solidaria y tan atiborrara de desplazados y población vulnerable? ¿Quién está realmente dispuesto a ponerle el cascabel a estas complejidades?
No lo sé. Suenan muchos, muchas promesas, muchas críticas, pero hasta el momento no visualizo a ningún líder. Y no me vengan con cuentos chimbos, el electo, el escogido por los dioses de las armas tendrá que dialogar con sus contrincantes, hacer acuerdos de gobernabilidad, conocer a fondo cómo es el tejemaneje interno del CAM. Cuáles son intocables. Cuáles están colados, quiénes están realmente capacitados y quiénes son honestos a rajatabla.
Amanecerá y veremos. No se trata de elegir al que salga más bonito en la foto ni el que prometa más cosas. Invito a mis conciudadanos a reflexionar sin polarizaciones. A los candidatos a dar una lid basada en proyectos sustentados y no desgastarse en insultos. Apuesto por una campaña digna y ética. ¿Será mucho pedir?