No fue Gustavo Petro, Ni Federico Gutiérrez, ni, mucho menos, Sergio Fajardo. El verdadero ganador de los comicios del domingo fue el Partido Liberal. O mejor dicho, César Gaviria, el emperador de esa colectividad.
Gaviria quedó en el mejor de los mundos: su partido obtuvo el mayor número de curules para la Cámara de Representantes, 34, y alcanzó 15 escaños en el Senado, siendo solo superado por los conservadores y el Pacto Histórico. Entre las dos corporaciones sumó casi 4,5 millones de votos.
El quid del asunto es que los liberales obtuvieron 49 congresistas, una votación muy importante y no tienen candidato a la Presidencia. Eso lo convierte en la novia bonita de los que sí tienen aspirante y poseen un buen caudal de votos pero necesitan hacer alianzas porque lo que tienen no es suficiente para llegar a la Presidencia.
En esa situación están las dos coaliciones con más posibilidades de ganar las elecciones presidenciales: el Pacto Histórico y el Equipo Colombia.
Al petrismo, para que hablemos sin eufemismos, le fue bien en los comicios: su candidato obtuvo 4.500.000 votos y logró sumar 41 congresistas entre Senado y Cámara.
Sin embargo, está claro que con los votos propios no le alcanza para llegar a la Presidencia y menos en primera vuelta, como es su propósito. El afán de ganar en esa ronda obedece a que ellos saben que en una eventual segunda habría más votos antipetristas que petristas. En cambio en la primera, la votación está más fragmentada y es más viable vencer.
De ahí el afán de Petro de llevar a sus toldas al Partido Liberal. Por eso se ha reunido varias veces con Gaviria y viene haciéndole ojitos hace tiempo.
Una eventual llegada del liberalismo al Pacto no solo aportaría votos sino que le daría un tinte menos radical a la candidatura de ese partido.
Con el Equipo Colombia ocurre algo similar, aunque están menos urgidos de conquistar a los liberales. Simplemente porque allá van a recalar el partido Conservador, Cambio Radical, el uribismo, el Partido de la U (que ya forma parte de ese equipo) y los cristianos.
El apoyo del uribismo suma votos pero tiene su costo porque implica que tilden a Fico de ser una ficha de Uribe. Lo que a la hora de la verdad poco importa porque de todos modos le van a poner ese rótulo. Y al final es mejor quedarse con el rótulo y con los votos.
Ahora, un matrimonio entre el petrismo y los liberales puede ser necesario para ganar las elecciones, pero será un escollo tremendo para la gobernabilidad de Petro, si llega a la Presidencia. Simplemente porque entre las visiones de país que tienen los liberales y la que poseen los petristas hay diferencias abismales.
Me da risa cuando los petristas y Gaviria salen a decir que están buscando hacer un pacto programático. Ese es un matrimonio de conveniencia: Petro está pensando en ganar a como dé lugar, así sea juntándose con la “oligarquía liberal” y a Gaviria el único programa que le interesa es asegurar una buena tajada burocrática.
Menos diferencias, aunque las hay, existen entre los liberales y el Equipo Colombia. De hecho varios miembros de esa coalición, como Dilian, son de extracción liberal.
Lo que es claro es que la disputa por la Presidencia será entre la derecha y la extrema izquierda. Y Gaviria debe estar deshojando una margarita burocrática para definir con cuál pretendiente se va. Fácil, con el que más ofrezca.
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