Un gesto de grandeza por Cali
Es hora de pensar en Cali y de anteponer los intereses de la ciudad a las ambiciones personales.
Los pueblos que olvidan su historia están condenados a repetirla. Y todo indica que en Cali, en las elecciones de octubre, corremos un serio peligro de repetir el desastre del 2019, cuando fue elegido alcalde Jorge Iván Ospina.
Ospina no ganó porque obtuviera una votación muy alta. Sumó un total del 298.000 votos. Se impuso, entonces, básicamente por dos razones. Porque, como pasa tradicionalmente en la ciudad, mucha gente se abstuvo de participar. Y porque los dos candidatos que le siguieron en votación, ambos buenos aspirantes, no quisieron unirse.
Las cuentas son muy simples: la votación de Roberto Ortiz y de Alejandro Eder, sumada, llegó a 320.000 votos, lo que significa que si estos dos aspirantes se hubieran unido, le habrían ganado a Ospina por más de 20.000 votos.
Y le hubieran evitado a Cali la catástrofe que hemos vivido los últimos tres años porque, sin duda, tanto Ortiz como Eder hubieran sido mejores alcaldes que Ospina. Claro que mejor gobernante que Ospina sería Jovita Feijó. Muy triste que estos dos personajes no hubieran hecho un esfuerzo mayor por alcanzar un acuerdo.
Lo peor es que como vamos, la historia puede repetirse en los comicios de octubre. Lo más probable es que la izquierda llegue unida, porque ya hay un acuerdo para que quienes aspiren al cargo se sometan a una consulta y el ganador sea quien lleve las banderas del Pacto Histórico en esas elecciones.
De momento, quienes han alzado la mano para participar de esa consulta son el abogado Élmer Montaña, la concejal Ana Erazo y, posiblemente, la periodista Mábel Lara.
A Ana Erazo no la conozco bien, pero me parece que últimamente ha realizado un juicioso control político en el Cabildo. A quienes sí conozco es a Montaña y a Mábel. El primero es un buen abogado y un buen tipo con el que tengo una excelente relación desde que fue fiscal de Aguablanca. Además, ha hecho una valiente labor de denuncia frente a los despropósitos de la actual Alcaldía. Pero para mi gusto, tiene una concepción muy petrista de la política y no creo que Cali requiera una visión tan radical de su realidad y de sus problemas. De Mábel prefiero no hablar hasta que confirme su aspiración.
Entre los candidatos que podríamos denominar de centro hay nombres muy interesantes: Diana Rojas, Roberto Ortiz, Alejandro Eder, Wilson Ruiz, Catalina Ortiz, Miyerlandi Torres, entre otros. En mi parecer, todos son aptos para dirigir los destinos de la ciudad. Son honestos, quieren a Cali, tienen experiencia.
El problema es que ya varios de ellos han dicho que “llegarán hasta el final” con su aspiración. Esa arrogancia puede resultarnos muy costosa porque si continúan trabajando cada cual por su lado y terminan enfrentando a un candidato único de la izquierda, pierden.
Se requiere de un acto de realismo político, pero, sobre todo, de amor por Cali, que conduzca a que los candidatos mencionados busquen una fórmula para que de ellos salga un aspirante fortalecido, que tenga posibilidades reales de llegar a la Alcaldía.
Es hora de pensar en Cali y de anteponer los intereses de la ciudad a las ambiciones personales. Esperemos que estos buenos candidatos y buenos caleños tengan un acto de grandeza por su ciudad.
Regístrate gratis a nuestro boletín de noticias
Recibe todos los días en tu correo electrónico contenido relevante para iniciar la jornada. ¡Hazlo ahora y mantente al día con la mejor información digital!