Los titulares de las noticias brillan alucinantes. Pero, como suele pasar en esta era de la prisa en la que viajamos apretujados y aturdidos, tardaremos mucho tiempo en entender lo que realmente se asoma detrás de ellos. Y lo que significarán para nuestras vidas o las vidas de quienes vendrán después.

Los titulares cuentan que, apenas una semana después de haber ascendido de nuevo a su trono, Donald Trump eligió a los colombianos como ‘trofeo de caza’ para mostrarle al mundo sus garras.

Como suele ser característico de su adorable estilo, lo hizo con furia y con desprecio. Señalando como los peores criminales de la historia a un puñado de inmigrantes que, como tantos otros, un día se atrevieron a violar la Ley estadounidense para sobrevivir a la inexorable ley natural de la supervivencia.

Lo hizo arrinconando a un gobernante del Sur que camina extraviado entre los laberintos de su debilitado poder. Lo hizo con arrogancia desafiante, para decirle al planeta hasta dónde está dispuesto a llegar para extirpar el cáncer de esos inmigrantes humildes a los que considera como la peor enfermedad de su Gran América

Pero, apenas unas horas después, los titulares también mostraban al poderoso Trump y su poderoso imperio como protagonistas de una icónica melodía de Queen: ‘Another one bites the dust’.

Entre lunes y miércoles China puso al nuevo dueño del mundo, y a su pomposa corte de genios millonarios de la tecnología, a morder el polvo.

Y todo porque una pequeña empresa de ese país, sin ningún renombre, lanzó al mercado su nuevo motor de inteligencia artificial, llamado ‘Deep Seek’. Mucho más eficiente que el popular ChatGPT, con costos increíblemente inferiores a los de sus competidores americanos y con su código de creación totalmente abierto al mundo, ‘Deep Seek’ ha caído como una potente bomba atómica que nadie en los Estados Unidos esperaba.

La imagen que mostraron las noticias no pudo ser más surrealista. En menos de 24 horas el valor de mercado del gigantesco fabricante de chips Nvidia, considerado una de las piedras angulares de la industria tecnológica americana, se desplomó en la bolsa. Con una pérdida de más de 700.000 millones de dólares en menos de 24 horas, la compañía protagonizó la mayor pérdida de capitalización bursátil de la historia.

Lo que ha sucedido, en realidad, es mucho más que eso. Lo que se enconde detrás de los titulares es que China se ha atrevido a enviar a Trump el mensaje desafiante de que, a pesar de sus acciones arrogantes, ya no puede mostrarse como el dueño del mundo.

Porque el surgimiento de ‘Deep Seek’ marca un nuevo hito en la carrera mundial por la conquista de la Inteligencia Artificial. Y esta es, ni más ni menos, la piedra angular del próximo orden mundial y su modelo armamentista.

Quien posea las herramientas tecnológicas capaces de penetrar las defensas del enemigo, conocer sus secretos, anticipar los movimientos de su estrategia y controlar su capacidad de respuesta, será el verdadero dueño del juego. Es esa, y no otra, la razón por la que el gobierno americano declaró la guerra a Tik Tok, también un artilugio de los chinos para espiar al enemigo de la forma más seductora.

Con ‘Deep Seek’, China está logrando dar la vuelta a la narrativa que se impuso en 2021, cuando el planeta la señaló como causante de la pandemia más aterradora de los nuevos tiempos. Desde esta semana es un nuevo referente de innovación y desarrollo tecnológico, que empezará a cambiarnos la vida poco a poco. Pero eso será tema de otra melodía…