Pocos, muy pocos colombianos saben que quien logró que los Estados Unidos se echara para atrás en lo que expresó el presidente Trump como respuesta a la peor metida de pata que se recuerde de un mandatario de nuestro país en la historia, fue el expresidente Álvaro Uribe Vélez.

De no haber sido así, estaríamos hoy pagando muy caro las palabras del señor Gustavo Petro quien a las 3:00 de la madrugada dio la bienvenida a los connacionales devueltos por el Tío Sam ofreciéndoles un recibimiento de héroes y a los pocos minutos expresó que no iba a permitir que los aviones gringos que los traían aterrizaran en nuestro territorio, siendo que ya estaban en camino de acuerdo a un protocolo previamente acordado por las partes

La lógica reacción de Trump no se hizo esperar y prácticamente y sin decirlo rompió relaciones con nosotros, produciéndose con ello un cataclismo en materia económica, social y política.

Esa madrugada del pasado fin de semana y lo que acaeció en las horas posteriores generaron un pánico tal que todos los estamentos políticos, gremiales, sociales, económicos se declararon en alerta roja.

Me imagino la angustia del presidente de Asocolflores, nuestro coetáneo Augusto Solano, con los millones de flores que ya estaban listas para ser exportadas para citar un solo ejemplo mientras que el presidente se perdió de la faz de la tierra y les tocó a sus subalternos más cercanos tratar de arreglar las cosas.

Fue entonces cuando Álvaro Uribe -así lo niegue, en una actitud muy propia de su grandeza- intercedió ante las más altas esferas norteamericanas, para reversar las cosas, misión que consideraron imposible.

Pero cómo será su credibilidad, importancia e influencia que logró que las partes llegaran a un acuerdo, mientras que Petro lanzaba otra andanada insultando groseramente a su homólogo y hablando de las mariposas amarillas y otras cosas fuera de lugar.

Colombia tuvo que recular a través entre otros del entonces Canciller Murillo y de la hoy su sucesora en la cancillería, para que los Estados Unidos en un gesto que debemos agradecerle hiciera lo propio.

Valga resaltar que nuestro presidente (sic) no fue capaz de aparecer, no dio la cara y tal fue si ira por la actitud enhiesta de Murillo, que este se retiró dos días antes de lo previsto.

¿Y qué habría sucedido -repito- si Uribe no hubiera salvado la patria, porque eso fue lo que hizo? Que estaríamos en la inmunda llevados del que nos trajo y con un cataclismo económico de insospechadas consciencias.

Esa actitud fue propia de un estadista y de un patriota, indiscutiblemente el político y dirigente más importante de los últimos 50 años que sin embargo no está reclamando la paternidad de esta gestión y no le interesan en su infinita modestia, los réditos electores que ello podría conllevar.

Así que, ¡Gracias presidente Uribe, Colombia entera está en deuda con usted!

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Posdata: Yo hablo bien de Cali ¡hazlo tú también!