El mundo se está llenando de imposibles. Para comenzar en orden, debe transcribirse la definición que trae la RAE sobre ‘Estado’: “Conjunto de los poderes y órganos de gobierno de un país soberano”. Por ello es imposible entender que Estados Unidos, primera potencia mundial, se pretenda manejar como un gigantesco supermercado.

El presidente Trump parece estar decidido a convertirse en el CEO de USA INC. “Le subo aquí, si usted no me rebaja allá”. “¿Cuánto vale Groenlandia?”. “Fuera la competencia china del Canal de Panamá porque lo construimos nosotros”. “Canadá debe ser el estado 51 de la Unión, porque lo sostenemos nosotros”.

Es imposible entender que la figura más importante de la primera potencia mundial sea el caricaturesco Elon Musk, con sus catorce hijos, sus enormes triunfos económicos y sus explosivos fracasos. Es imposible admitir que la sede política de la primera potencia mundial se convierta en sala de exhibición de los automóviles eléctricos que fabrica Musk.

Va a ser muy difícil que el temperamento de un personaje como Trump entienda que es jefe de Estado y no un magnate derrochón. Lo primero implica que el poder debe ser ejercido mirando al bien común, con prudencia y responsabilidad. Lo segundo supone que Trump y sus amigos llegaron a usufructuar el gran poder que tienen.

Como es imposible aceptar que en Colombia el presidente actué por odios y resentimientos, por deseos de sacarse el clavo frente a cualquier obstáculo y decidido a efectuar un cumplimiento voluble de la ley. No es posible que nuestro jefe de Estado olvide que al posesionarse juró cumplir la Constitución y las normas.

El acatamiento a las leyes no puede depender del buen humor o del mal humor del funcionario que juró respetarlas. Es imposible manejar una democracia en la cual se enfrenten diariamente los poderes públicos. Tampoco es posible gobernar una democracia sin lograr consensos, lo cual implica asumir posiciones transaccionales.

El presidente de Colombia ha hecho todo lo posible por apartarse de los mandatarios seccionales, dosificándoles los recursos públicos y oponiéndose a concretar con ellos la colaboración armónica que indica la Constitución.

No siempre los mandatarios territoriales tienen la razón, pero el modo pugnaz que utiliza el presidente no busca los acuerdos sino los enfrentamientos. Es imposible que el alcalde de Bogotá se perpetúe en su propuesta de asegurar el crecimiento urbano de la capital, hasta que alguien lo haga entender que no hay agua para los propósitos de desarrollo ilimitado.

En muchos órdenes se encuentran imposibles. Coincidiendo con la celebración del Día de la Mujer, es imposible no destacar a dos vallecaucanas: la senadora Norma Hurtado y la exdirectora del Icbf Lina Arbeláez. La voz tranquila en el debate de la reforma laboral ha sido la de la senadora Hurtado, con su iniciativa de discutir una ponencia alternativa en el tema de la reforma laboral.

La caleña Lina Arbeláez (Colegio Bolívar promoción 1997) se enfrentó en forma aguerrida contra el calumniador Armando Benedetti, quién la tildó de graves faltas contra la honradez. La Corte Suprema de Justicia le ha dado la razón a Lina Arbeláez.

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Posdata: El 21 de marzo es el Día Mmundial de la Poesía. Mi verso predilecto es del brasileño Vinicius de Moraes: “El amor es eterno mientras dura”.