Hoy USA definirá con qué nombre construye su final porque estas elecciones marcaran un punto de quiebre. La cultura occidental se ha apoyado en gran parte en el estilo de vida americano, rotulado como ‘el sueño americano’, detrás del cual ciudadanos del mundo anhelan llegar a USA, buscando esa fantasía. El sueño americano puede definirse de muchas maneras, pero es obvio que la calidad de vida construida en “tener dinero” es el motor principal de este anhelo. ¿A qué precio? No pregunte tonterías… eso no importa. Es el billete lo que invade el espíritu de lo que significa el sueño americano. Y por conseguirlo, hasta la vida puede arriesgarse.
Pero voces venidas de miles de lugares e ideologías, apuntan a que hay que modificar el rumbo. Economistas, psicólogos, ambientalistas, filósofos, empresarios, planificadores, personas de todos lados del espectro, lanzan un grito unánime: hay que cambiar, la economía no puede ser la prioridad del humano. No quiere decir que no sea importante pero el dinero no puede seguir siendo el motor de vida ni individual, ni regional, ni mundial.
El equilibrio entre las diferentes miradas es indispensable para sobrevivir en el planeta tierra. Entonces estamos llegando al final de una era, al final de los tiempos. Así como se terminaron los imperios de la antigüedad persa, griego, romano, es el momento del final del imperio americano.
Estados Unidos es el representante prioritario de ese estilo de vida, que está colapsando. Y allí, en su territorio, se está gestando el caos. Impacta que sea entre ellos y con ellos, donde se esté tocando fondo. No fue ningún agente externo, ningún enemigo foráneo, el que los llevó a este momento. El monstruo se gestó en sus entrañas. Y por mas que cierren y blinden fronteras, es adentro donde está el enemigo.
¡Qué paradoja! Ni árabes, ni latinos, ni rusos, ni musulmanes… ellos mismos, polarizados, divididos, enfrentados al desplome de su cultura, de su estilo de vida. En busca de dinero, la compulsión por el trabajo confundió prioridades y entonces los lazos familiares, sus hijos, sus emociones, pasaron a la trastienda y hoy enfrentan una crisis desmesurada. Las masacres, el costo de ‘armarse’ hasta los dientes, el miedo y la falta de educación, pasaron factura. Bruce Lipton, padre de la epigenética, dice que en 20 años habrá terminado este período de la humanidad. El final de este tiempo que obliga a quienes sobrevivan, a un estilo de prioridades distinto.
Es obvio que la polarización ya creo la imposibilidad de una calidad de vida donde se respete y se conviva con la diferencia. Ahora lo diferente será peligroso y el miedo se convertirá en la consigna que marcará el rumbo. El miedo es un fantasma que enloquece y confunde, no puedes obrar con mesura. La confusión es hija del miedo pero reina en el caos. La mesa está servida y abierta la compuerta de la duda, la suposición y la mentira, no tendrás nada de que agarrarte, nada afuera generara confianza. Tu vecino es tu potencial enemigo. Aun más, los tuyos, diferentes, también serán peligrosos.
¿Imaginas un fin más angustiante? El final de los tiempos, no el final de la humanidad, es un opción de esperanza para el cambio, aun cuando hay sufrimiento, desesperanza y angustia. Hoy, USA, sólo coloca el nombre para ese final y lo sentiremos en todo el mundo. ¡Inevitable!