La reciente medida propuesta por el presidente estadounidense Donald Trump de adquirir Groenlandia, aunque suene inverosímil, tiene fundamentos en la geopolítica mundial. El Ártico, antes relegado en importancia geopolítica, ha ganado relevancia debido al deshielo. Según un reporte de la Nasa en 2018, más de 21.000 millas cuadradas de hielo se pierden anualmente, abriendo nuevas oportunidades de control y explotación de recursos. Como Tim Marshall señala en Prisoners of Geography, el Ártico, ignorado por siglos, es ahora un punto focal debido a sus recursos energéticos y minerales, cuya distribución será decidida por la diplomacia mundial.
Actualmente, los temas del ártico son definidos por el Concejo del Ártico, una organización intergubernamental compuesta por los Estados Unidos, Rusia, Canadá, Finlandia, Suecia, Dinamarca, Noruega e Islandia. Adicionalmente, el Concejo tiene a trece países observadores, como China, Alemania y la India. Lo que diferencia a los países entre miembros y observadores radica en la cercanía de estos con el ártico. El objetivo de esta organización radica en dirimir disputas entre los países mediante la publicación de acuerdos enfocados en la protección ambiental y el sostenimiento del territorio.
La competencia por el Ártico está fundamentada en diversos motivos. Primero, la región posee combustibles y minerales críticos para la transición energética. Según el Servicio Geológico de Estados Unidos, el Ártico alberga 1699 billones de pies cúbicos de gas natural, comparables a las reservas petroleras de Rusia y tres veces mayores que las de Estados Unidos.
En segundo lugar, Groenlandia contiene minerales raros esenciales para baterías eléctricas, energía solar y eólica, y equipos militares avanzados. En caso de que Estados Unidos, u Occidente, pudiesen controlar estos recursos, se lograría disminuir la dependencia que tienen estos países con China, quien hoy en día es el gran proveedor de estos minerales.
En tercer lugar, el Ártico contiene reservas significativas de agua dulce, con Groenlandia albergando cerca del 20 % de estas a nivel mundial en sus capas de hielo. Finalmente, un elemento adicional a tener en cuenta radica en el impacto que podría tener el ártico para acortar las rutas comerciales. Un estudio de científicos finlandeses y noruegos proyecta que para 2035 el Ártico podría estar libre de hielo en verano, reduciendo las rutas entre Estados Unidos, Europa y Asia entre un 30 % y 50 %, lo que representa una disminución de 14 a 20 días en comparación con las rutas actuales a través del Canal de Suez o el Canal de Panamá.
Por consiguiente, el interés de Estados Unidos por Groenlandia es resultado de una nueva batalla por el control geopolítico, el territorio ártico. Esta zona del mundo que fue ignorada por años, será ahora uno de los principales botines de la geopolítica mundial y centro de discusiones diplomáticas a nivel mundial.