El Mundial de Clubes que organizará la Fifa entre junio y julio del próximo año en Estados Unidos ha sido el tema deportivo de la semana. Este jueves los 32 equipos de Europa, América, Asia, África y Oceanía que participarán en el estrambótico torneo conocerán sus rivales en la primera ronda, y muchos todavía nos preguntamos si este certamen es una genialidad de la Fifa o simplemente una fiesta comercial en la que lo único que importa es la plata. La línea es delgada y les voy a explicar por qué.

En principio, lo que pretende realizar Gianni Infantino, presidente de la Fifa, es una copia de la Copa del Mundo de selecciones que se celebra cada cuatro años, pero con los clubes más destacados de cada continente. Hasta ahí el asunto puede llegar a parecerle atractivo a cualquier futbolero, sin embargo, detrás de todo esto hay varios cuestionamientos sobre hacia dónde el negocio está llevando al deporte más popular del planeta.

Lo primero tiene que ver con la materia prima del fútbol: los jugadores. Muchos de estos, sobre todo quienes compiten en Europa, han hecho diferentes protestas por los calendarios pesados y la gran cantidad de partidos que hay en cada temporada. El periodo de junio-julio es, por lo general, el tiempo de vacaciones de estos deportistas, y el nuevo Mundial puesto en esa fecha, podría seguir desencadenando lo que ya hemos estado viendo: lesiones constantes, fatigas musculares y un agotamiento mental absurdo. Muchos dirán que para eso les pagan grandes sumas de dinero, pero no tener descanso le pasa factura a cualquiera.

Lo segundo tiene que ver con el nivel y con las marcadas diferencias deportivas que existen entre los continentes. No sé, por ejemplo, qué tan atractivo sea ver un partido del Real Madrid contra el Auckland City de Nueva Zelanda; o, incluso, para nosotros, los suramericanos, mirar encuentros entre clubes africanos y asiáticos que ni siquiera conocemos.

Finalmente, lo más cuestionable es que le hayan dado la clasificación ‘porque sí’ al Inter de Miami, un equipo nuevo y gris cuyo mayor mérito es haber tenido los millones para seducir al astro argentino Lionel Messi. Eso es, en pocas palabras, primar lo comercial por encima de lo deportivo, un pecado que, inclusive, se cometerá en el 2026 con el Mundial de Selecciones con 46 combinados nacionales. Si con 32 daba la sensación de que había partidos de relleno, imagínense ahora.

Sin duda, los grandes ganadores con este nuevo torneo serán la Fifa y los clubes participantes, que recibirán cifras inéditas (hasta 50 millones de Euros solo por participar), pero la gran duda es qué tanto ganará el fútbol como espectáculo, con jugadores agotados en la cancha y dirigentes brindando con copas doradas en las tribunas. ¿Hasta cuándo?