Las hormonas son más abundantes en el enamoramiento, al inicio aumenta la adrenalina.
“Eso provoca sensaciones como mariposas en el estómago y un ritmo cardíaco más rápido.
Se reduce la actividad cerebral que nos ayuda a juzgar, es estar ‘cegado’ ante los defectos del otro”.
Así lo explica Lucy Brown, neurocientífica de la Facultad Albert Einstein de Nueva York.
A medida que esa relación crece, pueden aumentar los niveles de compromiso, o sigues cegado.
Pero el amor verdadero no nos ciega, es el deseo pasional, la atracción y el enamoramiento.
Es vital dedicarte a conocer bien a la otra persona, reflexionar, y estar alerta con los defectos o vacíos.
Pocos se conocen bien antes de convivir y, entonces, sufren las consecuencias de su inconsciencia.
@Gonzalogallog