La Secretaría de Movilidad de Cali recordó que, hasta hoy, domingo 5 de febrero, hay plazo para pagar por la opción PSE la ‘tasa por congestión’, y así librarse del pico y placa. Se ofrecen todo tipo de ‘facilidades’. Se puede pagar el año, por ejemplo, o un semestre o solo un mes. Eso implica generosas rebajas. Sale más barato pagar el año, entre febrero y diciembre: $2.023.496 (así el mes sin pico y placa saldría a solo $183.909). Pagar seis meses es más costoso: $1.287.679. Y solo un mes, $245.272.
“La recomendación para la ciudadanía es que quien pague la tasa por congestión porte en sus vehículos una copia del recibo en caso de que se genere alguna discrepancia con las bases de datos y sea requerido en vía por algún agente de tránsito”, dijo William Vallejo, el Secretario de Movilidad.
Mientras leía la noticia pensé que con la ‘tasa por congestión’ se confirma lo que sucede en Colombia todos los días: quien tiene plata está por encima de la ley. El mensaje detrás es peligroso: si usted tiene con qué pagar, está autorizado para esquivar la norma.
La tasa desdibuja el sentido del pico y placa. En teoría es una medida a la que todos debemos acogernos un día a la semana para mejorar la movilidad y cuidar la calidad del aire que respiramos. Pero si alguien tiene con qué, puede hacerle el quite a esa lógica y pagar para hacer trancón y contaminar; el interés individual sobre el colectivo.
Es, en pequeña escala, lo que sucede en el resto del mundo: las grandes potencias tienen carta abierta para excederse en sus límites de contaminación siempre y cuando les paguen minucias a las naciones que cuidan los bosques a través de los bonos de carbono.
Quienes defienden la tasa por congestión argumentan que los recursos que genera se invierten en el transporte público para de esta manera desincentivar el uso del carro particular. Tal vez suceda en otras ciudades: en 2022, en Cali casi 5.000 conductores pagaron la tasa, lo que le dejó a la Alcaldía $8.500 millones. El déficit del MÍO se calcula en $125.000 millones. Es decir que la tasa por congestión no soluciona nada y en cambio hace que los trancones en Cali sean cada vez más desesperantes.
Un artículo publicado por la periodista María Emma Jiménez en Caracol Radio cita el más reciente estudio de la empresa INRIX, en Estados Unidos, que analiza las ciudades con más tráfico en el planeta. Bogotá está entre las cinco primeras. Medellín y Cali aparecen en el top 50.
“El listado es encabezado por Londres, ciudad en donde en promedio por persona se tuvo 156 horas de retraso. Posteriormente, en la lista se
encuentra una de las ciudades más grandes de Estados Unidos, Chicago, en donde el tiempo de retraso fue de 155 horas. En el tercer lugar se ubicó París, que llegó a sumar 138 horas de retraso. Finalmente, en el cuarto y quinto lugar están Boston y Bogotá. Mientras Boston tuvo 134 horas de retraso, Bogotá llegó a las 122 horas. Ahora bien, Medellín se ubicó en el puesto número 18 de la lista y alcanzó 81 horas de retraso. En cambio, Cali estuvo en el lugar 45 y el tiempo fue de 66 horas”.
El dato era de esperarse en una ciudad cuyo sistema público de transporte en algunos sectores está tan alejado de las personas, tan de espaldas a sus horarios y rutinas. Mejorar el MÍO es sin duda una prioridad de Cali y sus gobernantes para tener una mejor movilidad. Sin embargo, la Alcaldía no es la única responsable de los trancones cotidianos.
Las empresas tienen mucho por aportar. La pandemia del covid dejó en evidencia que hay un montón de labores que es posible hacer desde la casa, a través del trabajo remoto. Las horas que se le esfuman a un conductor mientras va y regresa de la oficina, las podría invertir en productividad para su empresa. También en su calidad de vida, en su felicidad personal. ¿Por qué cuesta tanto entonces adoptar la virtualidad como una manera de aportar a la movilidad de la ciudad? ¿Por qué Cali sigue siendo una capital donde todos salen a las 7:00 de la mañana y regresan a las 6: 00 de la tarde, incluso pagando en el día del pico y placa?