La promesa de cambio, gran bandera de este gobierno durante la campaña electoral, incluía la lucha contra la corrupción como uno de sus pilares. De ahí, la enorme decepción que ha producido la sucesión de escándalos. Sobresale por su dimensión y por haber alcanzado a las mas altas esferas del gobierno, el de la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (Ungrd).
En nada van quedando tantas promesas populistas, solo engaños y mentiras. La gente solo ve inseguridad, desgobierno y corrupción. El gobierno del cambio comienza el 2025 en medio de una gestión caracterizada por los escándalos, la polarización y un pobre crecimiento económico. Además, es derrochador y responsable de la corrupción que ha llegado a unos niveles sin precedentes.
Por efectos de la recesión por la que hemos pasado, los recaudos tributarios se han desplomado, al tiempo que los gastos de funcionamiento se han multiplicado. Preocupa la caída de la inversión debido en buena parte a que precisamente los inversionistas perciben los riesgos y la incertidumbre en los frentes político y regulatorio.
La corrupción ya le ha hecho a Petro un daño irreparable. El adalid del cambio, que tanto acusó a gobiernos anteriores de corruptos, viene pasando desde hace meses por un mal momento ante la opinión pública que rechaza su gestión. Su desaprobación no baja del 60%. Lo grave para Petro es que ha perdido en buena parte el apoyo de los jóvenes y de los estratos populares que votaron masivamente por él en el 2022.
La gente sintió que el cambio no se materializaba debido a que las cosas no mejoraron. Lo peor es que sintieron que el Presidente no estaba comprometido en contra de la corrupción. Lo vieron negociando y rodeado con lo peor de la clase política. Acosado por la corrupción y desgastado en la opinión, no se vislumbra un panorama bueno para Petro en lo que resta de su periodo presidencial.
La administración Petro se mueve en un cúmulo de situaciones complejas, la mayoría creadas por el propio gobierno. Los escándalos de corrupción han traído como consecuencia que entre los seguidores del presidente exista una gran frustración: el gobierno del cambio resultó ser el más corrupto. El primer mandatario piensa que su verborrea, su oratoria confusa, su charlatanería y sus mentiras pueden ocultar su desgobierno.
Uno de los mayores problemas del 2025 será el tema fiscal. El gobierno está en una encrucijada, o recorta drásticamente los gastos de funcionamiento o asfixia la economía a punta de nuevos impuestos. El gobierno debe ser más austero y acomodarse a una realidad de estrechez. Por lo tanto, hay que priorizar el gasto y ser responsable con los recursos públicos.
Petro ha querido echar para abajo lo construido en Colombia y desconocer la historia, las instituciones, el mejoramiento social y el progreso que ha tenido el país. Lo que busca Petro ante todo es consolidar un proyecto político. Todo lo demás, como el futuro del país, la salud y la seguridad de su gente es secundario.
La incertidumbre nacional sobre el futuro es enorme. Hay que colocar la mira en lo que ocurrirá después de agosto de 2026, que serán seguramente años de coaliciones y de reconstrucción. La esperanza está en que cuando tenga lugar el cambio de presidente, el país vuelva a mirar con optimismo el futuro.