El mundo celebró ayer el Día Internacional instaurado por la ONU para reconocer la importancia que las micro, pequeñas y medianas empresas tienen dentro de la economía en el presente siglo. Y vale la pena reflexionar sobre el enorme aporte que ellas hacen, pues los grandes medios de comunicación y las redes sociales suelen reflejar solo noticias de las corporaciones multinacionales, creando así la idea errada de que los grandes capitales son los únicos dinamizadores de la economía mundial.
Pero no es así. Las Mipymes representan hoy el 90% de las empresas que existen; son las responsables del 50% del Producto Interno Bruto, PIB, mundial, y generan entre el 60 y el 70% del empleo. Colombia tiene cifras casi iguales: un estudio de Anif estima que el 99,5% de las empresas del país son Mipymes, que aportan el 40% del PIB nacional y que son las responsables de generar el 79% del empleo. Pero su importancia va más allá de estos indicadores, pues buena parte de ellas son empresas de subsistencia de las que dependen familias de bajos ingresos, jóvenes, mujeres y otros grupos vulnerables de la sociedad.
Aún así, Colombia es un país en el que todavía no existen las condiciones adecuadas para que estas unidades productivas desarrollen todo su potencial de crecimiento y hagan un mayor aporte al bienestar de la población. Ello se evidencia, por ejemplo, en los hallazgos que hizo la encuesta de Anif sobre los niveles de informalidad que mantienen.
Si bien gran parte de las Mipymes cuenta con registro mercantil, RUT y otras documentaciones de ley, preocupa que muchas de ellas no afilian a sus trabajadores a seguridad social. El 54% de las del sector comercio, y 47% del de servicios, no cuentan con esos certificados de afiliación. Por otro lado, se estima que casi un 47% de todas las Mipymes del país no tienen un sistema de contabilidad.
Quizá el mayor reto tiene que ver con incluirlas en el sistema financiero, pues un 75% de ellas nunca ha solicitado un crédito a la banca. La mayoría de los microempresarios sostienen que no lo necesitan, pues prefieren usar recursos propios o acudir a su familia en caso de necesitar liquidez, pero también aparecen razones como el exceso de documentos solicitados o los altos costos financieros.
En ese contexto, es preciso destacar el trabajo que se ha venido haciendo en el Valle del Cauca, y particularmente en Cali, ciudad en la que existen más de 150.000 microempresas y más de 12.000 pequeños y medianos negocios.
‘Prospera’, un programa que lidera la Cámara de Comercio de Cali desde hace diez años y que tiene el apoyo de la Gobernación, las alcaldías de la región y el banco de desarrollo CAF, ha logrado fortalecer a 17.857 empresas del Valle, de las cuales el 90% han generado al menos una conexión comercial y el 56% han incrementado sus ventas.
Y mientras el departamento ha creado ya nueve centros de fortalecimiento empresarial, en alianza con la Universidad del Valle, Cali destinará $21.000 millones para un fondo que entregará microcréditos y capital semilla a los microempresarios locales. Son apuestas que deben crecer cada vez más, pues en las Mipymes está la clave del desarrollo regional.